Periodista de Tierra del Fuego.

Terra Ignis SAU arrancó mal desde su origen. Fue un proyecto elaborado a las apuradas en diciembre y, sin pies ni cabeza, lo lanzaron a la Legislatura para «ver si pasaba». Ahora, a fin de apoyar esta empresa del oficialismo, recurren a contarnos que «a José Luis Gioja le parece una gran base de desarrollo para el pueblo fueguino». Se ve que el discurso del secretario de Energía Provincial, Moisés Solorza, se está quedando escueto en argumentos.

Sin desmerecer al presidente del Partido Justicialista, que quizás vió o escuchó por encima de la iniciativa, aquí el problema no es el concepto; sino la ejecución.

El debate legislativo del proyecto fue, sin ser exagerado, una payasada que tan solo se extendió por unos días. Los funcionarios no pudieron convencer a los legisladores y los sindicalistas que pasaron, estaban buscando «meterse en el negocio» con un puestito en el directorio, más que aportar información sobre el funcionamiento de una empresa hidrocarburífera.

El presidente de la comisión de Economía y Presupuesto, Federico Sciurano, también se manifestó poco conforme con la defensa de los funcionarios. «Tenemos que ser muy claros y precisos con relación al formato, objetivo y a las garantías que debemos generar como provincia en la conformación de una iniciativa de esta envergadura. Para poder avanzar se necesitan datos concretos, información seria y actual, y un compromiso que vaya más allá de una buena idea, razón por la cual el proyecto que presentó el Ejecutivo y la posterior defensa realizada por los funcionarios en los últimos días, no fue suficiente para avanzar tal como está planteado». Luego, la comisión no volvió a convocarse por este tema: Terra Ignis al freezer.

La frutilla del postre la aportó el ministro de Finanzas Públicas, Guillermo Fernández, que pasó sin pena ni gloria por la comisión. Es más, la legisladora Myriam Martínez dijo de la exposición: «esto es una tomada de pelos, el funcionario no respondió ninguna de las preguntas que le hicimos, no tienen nada y de esta manera es imposible e inviable».

No obstante, el último clavo del ataúd para Terra Ignis SAU lo aportó el Fiscal de Estado, Virgilio Martínez de Sucre. Este, entre sus funciones, incluye «intervenir en todo asunto sobre enajenación, permuta, donación, arrendamiento o concesión de tierras públicas o de otros bienes del estado». Martínez de Sucre fue lapidario cuando le tocó hablar: el monto de capital inicial propuesto por el ejecutivo (10 millones de pesos) no alcanzaría para el salario de los directores y la estructura. Para el Fiscal hay una falta de claridad en el plan estratégico y el proyecto se plantea de forma que se busca activamente evitar controles.

Con un exiguo capital social de 80 mil dólares, que no alcanza «ni para empezar», una redacción improvisada y la falta de respuestas que sustenten lo puesto en el proyecto, instalar Terra Ignis saldría más caro a la larga. Es por eso que no se entiende la postura del gobierno: salen a buscar apoyo de referentes nacionales, cuando lo necesario es sentarse y rehacer el proyecto, esta vez con asesores técnicos y no sólo políticos.

El gobierno parece ser uno de anuncios grandilocuentes que no son más que una fachada: un Terra Ignis sin pies ni cabeza y el famoso cruce marítimo al continente, una idea que recorre despachos hace 50 años. Mientras tanto, el gobierno le debe a los municipios y no puede pagarle los aumentos a docentes y estatales. La pregunta es ¿Hay dos provincias paralelas o el gobierno no sabe dónde está parado?.

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