Doris Lessing (Persia, actual Irán 1919, Reino Unido 2013) fue Premio Nobel de Literatura en el año 2007. Se definía como una hija de la “Primera Guerra Mundial (…) mis dos padres fueron gravemente dañados por la guerra. Mi padre físicamente y en ambos casos mental y emocionalmente”. Quizás por ello escribió el ensayo “Prisiones en las que elegimos vivir” (publicada en el año 1987). La guerra y el odio se esparcían por el mundo de grandes y chicos. Nadie estaba exento. La paz no era una opción, el conflicto desmembraba las acciones cotidianas. Así la violencia, su aplicación práctica, la relación con los jóvenes y los vínculos misteriosos que se desencadenan entre lo sucesos y el hambre le resultaban un motivo recurrente que siempre se acercaba al contraste.
En el campo de la sociología , la educación era consideraba, una herramienta de adoctrinamiento. Los poderosos no dejaban nada librado al azar y los más desprotegidos parecían permeables a sus necesidades. Aquí no existían los escrúpulos. Pero dentro de sus imágenes desnudas y la miseria que guía la vida de los personajes se construyen historias de amistad.
En “Diario de una buena vecina” conviven dos almas bien diferentes. Jan Somers es viuda, exitosa, editora de una revista de moda llamada Fowler.
Madie es una anciana ya ha llegado a los noventa años, es una real cabeza dura, vive sola, anda desaliñada y es por demás porfiada. Siempre la han maltratado, el olvido y la soledad la han acompañado en este largo camino, casi tanto como el trabajo ardúo y el hambre.
Jana se relaciona por accidente con Madie y allí nace no sólo la idea del cuidado, sino una amistad que se cultiva y crece. En este diario que lleva Jana, se refleja un retrato sociológico donde cada acto lleva a una profunda reflexión sobre el ser humano y sus circunstancias.
La vejez está tratada de manera cruda en una sociedad que se niega a ver la decrepitud.
Para Doris Lessing la literatura era su felicidad, no la vivió personalmente como una obligación y fue tan honesta que lo hizo saber. Entendía a todos aquellos que le escribían con el fin de pedirle una opinión sobre sus trabajos. Su mirada fue fiel a la imagen de la condición humana. Su pensamiento era crítico, decisivo, interpelador,cuestionador, pero fundamentalmente sencillo y cotidiano.



