“Siempre me han dado pena las mujeres a las que no les gusta andar. Se pierden tantas cosas, tantos pequeños detalles de la vida y las mujeres aprendemos tan poco de la vida en general.” (“El despertar” novela de Kate Chopin).
Kate Chopin (Missouri, Estados Unidos 1850-1904) Chopin era su apellido de casada, su nombre era Kate O´Flaherty. Ese andar solitario, su espíritu inquieto y su comportamiento excéntrico para la época la hacían ver como una mujer singular.
“El despertar” fue su segunda novela, duramente criticada, ya que Kate alentaba a la exploración de los límites y la búsqueda afanosa de la libertad. Ella venía de una acaudalada familia que se dedicaba al comercio. Su esposo era un exitoso empresario agrario. Entre 1871 y 1879 tuvo seis hijos. Cuando su esposo muere a causa de la fiebre amarilla, queda endeudada. A modo de terapia un médico le recomienda escribir como acto para repeler la depresión y así lo hace. En un principio comienza a producir relatos cortos, artículos y realiza traducciones con el propósito de sobrevivir.
En 1899 publica su segunda novela llamada “El despertar”. Esta historia se basa en un hecho de la vida real ubicada en la región sureña de Estados Unidos. Allí Edna Pontellier es madre de dos hijos y esposa de un importante hombre de negocios. El cambio de década la hace plantearse a sus jóvenes treinta años varios interrogantes relacionados a los vínculos que la unen a sus hijos, su esposo y su familia. Su moral atada a la palabra “prohibido” la vuelve una mujer triste por momentos y oscura en otros. Sin dejar de lado su carácter de madre amorosa y esposa sumisa. Unas vacaciones en Grand Isle, en la costa de Nueva Orleans la lleva a conocer a Robert Lebrun, un joven que encenderá la pasión.
Con crueldad, pero con convicción le es infiel a su marido. Ello aparece casi como una necesidad natural dentro del juego de la sexualidad. Un despertar, este título no puede ser más ilustrativo. Cuando la novela casi llega a su fin, Edna ya no es sólo un vehículo para desempeñar un rol (de madre o esposa) ahora tiene la certeza que es una mujer, una persona. Su crisis la ha puesto en un lugar incómodo, ya nada resultará tan certero.



