Profesional de enseñanza primaria. Docente en contextos de encierro. Representante docente JCyD. Directora jubilada.

La palabra censura proviene del latín. Censor era ese trabajo que en Roma consistía en supervisar el comportamiento en público y la moral, por lo cual se censuraba la forma de actuar. 

La Real Academia Española de la Lengua, lo define como el “dictamen y juicio que se hace o da acerca de una obra o escrito”. Partiendo de ese concepto estamos en condiciones de afirmar que la censura ha existido desde tiempos remotos. 

Silenciar el espíritu artístico en cualquiera de sus expresiones ha constituido una practica a lo largo del desarrollo de su historia. El mundo del arte constituye un terreno fértil en el cual se ha alterado, silenciado o eliminado obras artísticas. El juicio final de Miguel Ángel le valió el apodo de referentes cercanos al Papa Pablo III de “pintor de prostíbulos” ya que consideraban que el exceso de desnudos en su obra desconectaba a los feligreses del acto de introspección de la fe pura. Esta censura de carácter moral afectó a buena parte de los pintores más famosos de la historia del arte.

Claro que otras expresiones artísticas, como es el caso de la literatura no pudieron escapar a las sombras oscuras de la censura y los personajes que la ejercían atados a la política de la Iglesia. Esa figura magistrada tenía un cargo y tres funciones: era responsable del censo, de algunas cuestiones relacionadas a la distribución de sus finanzas y de supervisar la moralidad pública.

Calígula (tercer Emperador romano, cuyo nombre era Cayo Julio César Augusto Germánico, el cual gobernó desde el año 37 hasta el 41 d C.) censuró “La odisea” de Homero por contener expresiones recurrentes sobre la libertad.

“Alicia en el País de las Maravillas” de Lewis Carroll fue prohibida en China por otorgarle a los animales facultades humanas específicas como interactuar por medio del diálogo.

“El Lazarillo de Tormes” fue censurado por la Inquisición española debido a las profundas críticas que apuntaban directamente a la iglesia Católica, aunque la Biblia fue uno de los primeros textos censurados. El Imperio Romano prohibió el cristianismo (primera religión de carácter monoteísta) y en consecuencia el libro donde se explicaban todas las creencias cristianas.

 “Rebelión en la granja” de George Orwell obtuvo censura política debido a la fuerte crítica realizada al abuso de poder y las tropelías de la élite gubernamental.

En nuestro país son innumerables la cantidad de escritores y escritoras, los cuales debieron huir y poner pausa a sus vidas, las de sus familias y sus obras. Solo por citar uno de ellos “Ganarse la muerte” de Griselda Gambaro, publicado a mediados del año 1976 pone en el tapete las relaciones víctima-victimario, la violencia institucional, social, física, sexual, identitaria, con un toque de humor negro y muchísimas expresiones de neto corte sarcástico.

“La censura nunca termina para aquellos que la han experimentado. Es una marca sobre la imaginación que afecta a la persona que ha sufrido para siempre.” (Noam Chomsky, Filadelfia, Estados Unidos 1928).

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