Se cree que las primeras monarquías datan del 3000 a C. y nacieron de la mano de los monarcas (aquel que ejerce la más alta representación del Estado de un reino recibiendo y transmitiendo el cargo por medio de sucesión hereditaria) de la Mesopotamia, Egipto y el valle del Indo (actualmente parte de China, Pakistán e India). Aún hoy encontramos monarquías de carácter parlamentario que son consecuencia de un extenso período evolutivo gestado en presencia de sus cartas magnas. Aunque estas no siempre fueron así, el apogeo de este tipo de gobierno data en Occidente desde la segunda mitad del siglo XVII y todo el siglo XVIII, esos poderes eran religiosos, el monarca era considerado un dios, pero al mismo tiempo sacerdote y caudillo militar.
Leonor de Aquitania (1122, Francia, 1204) fue coronada Reina consorte de Francia al casarse con Luis VII a los quince años. Ya con veinticuatro años acompañó a su esposo a la Segunda Cruzada a Tierra Santa. Al regreso lograron la anulación del matrimonio. A solo tres meses del divorcio se casó con el conde de Anjou, Enrique II y se convirtió en Reina consorte de Inglaterra. Cansada de los desplantes y amoríos de su esposo decidió apoyar la sublevación de sus hijos contra su padre. Por ello fue encarcelada por más de quince años en la Torre de Salisbury. Luego de la muerte de Enrique II, su hijo predilecto Ricardo Corazón de León la liberaría. Se la llamó la primera abuela de Europa, fue tres veces Reina y vivió hasta los ochenta y dos años; a lo setenta se convirtió en Reina Madre. A los ochenta años cruzó los Pirineos a caballo para ocuparse personalmente de la Infanta Blanca de Castilla, la cual sería esposa de Luis VIII.
Jaime I, El Conquistador fue uno de los reyes más longevos de la Edad Media. Tuvo catorce hijos de los cuales los primeros cuatro fueron ilegítimos, pero contradiciendo las costumbres de la ´época dejó herencia a todos, sin distinción en cuanto a la consanguineidad. Quizás su vida licenciosa lo llevó a ser excomulgado por el Papa en dos oportunidades. Jaime I nació en el año 1208 en Montpellier, la ciudad de su madre, María. En verdad se gestaba un heredero a la corona, ya que fue Rey de Aragón, Mallorca y Valencia, pero se lo llama “el Conquistador” porque en 1238 liberó a Valencia de la ocupación musulmana. Su nombre está asociado a la valentía y el apogeo de la recuperación de los territorios peninsulares.
Cristina de Suecia (1626- Tre Kronor, 1689- Roma) tuvo una vida de película, con solo seis años fue proclamada Reina, cuando su padre, Gustavo II, murió en batalla. Su personalidad fue contundente a la hora de realizar elecciones, abdicó al trono y se convirtió al catolicismo. No le interesaba la política, a los dieciocho años descubrió que su camino sería el arte y la cultura. Tampoco le importaba casarse así que las presiones se acentuaron, otra buena razón para renunciar al trono. Dedicó treinta y cinco años a fomentar y estudiar el arte. Prefirió destacarse por su sabiduría más que por la conquista y extensión de sus dominios. Sin dudas fue una mujer que rompió todos los moldes, el mundo no estaba hecho a su medida. La neumonía se la llevó en su amada Roma a los sesenta y dos años.
Decía Nicolai Maquiavelo ( Florencia, Italia 1469- Florencia, Italia 1527) que el saber político depende tanto del conocimiento de la naturaleza humana como de la fortuna.