Pocas cosas deben resultarnos más divertidas que jugar, cuando somos pequeños y aún siendo adultos.
Hace unos meses leía con curiosidad una noticia que remitía al juego, no cualquiera claro, era un tablero encontrado en una guarnición romana. Esta especie de fuerte se alzaba sobre una gran colina (de Puig de Castelar, cercana al valle del Ebro) era un puesto de vigilancia el cual permitía tener momentos de ocio entre batalla y batalla. Es así como se encontró una losa plana de piedra de forma poligonal (data aproximadamente del año 180 a C., se cree que originalmente era rectangular) partida en dos. Sobre su superficie se divisaba un damero con casillas. Esta pieza es una de las más antiguas encontradas, pero los arqueólogos se lamentaban por no haber hallado las fichas para determinar las reglas del juego. Se cree que cada jugador representaba un ejército (dos en total) y se consagraba ganador aquel que lograba conservar mayor número de piezas.
A lo largo de toda Europa se han encontrado este tipo de tablas que datan del siglo I d de C. Sabido es que los romanos eran aficionados a todo tipo de juegos (de estrategia o de azar) especialmente aquellos que les permitían hacer apuestas.
En Roma según el poeta Juvenal (60-130 d de C.) la principal ocupación del pueblo era “pan y juegos” (panemet circenses) junto al uso y abuso político de estos.
Julio César (100- 44 a de C.) gustaba de realizar apuestas quizás por ello popularizó la frase “alea iacta est” o la famosa expresión que se dice ante los dados “la suerte está echada”.
Otros emperadores como Claudio (10 a de C.- 54 d de C.) mandó adaptar una mesa a los carruajes a fin de poder jugar durante los viajes, ya que era un apasionado del juego de dados. Se cree que los primeros dados eran simples trozos de huesos aplastados o piedras o maderas que en realidad eran los equivalentes a los que conocemos hoy. Aunque el juego descubierto con mayor antigüedad data del año 3000 a de C. y fue hallado en el territorio de Ur, en Irak.
El “sevet” era jugado por los egipcios y tenía un tablero donde se arrojaban palos en lugar de dados o fichas.
Quizás el ajedrez sea el ganador entre los favoritos de la Edad Media, su nacimiento data aproximadamente del siglo VI o VII d de C.
Los vikingos también tenían su juego de estrategia donde simulaban proteger al rey y se llamaba Hnefatafl o “mesa del Rey”, constaba de ocho o dieciséis piezas según la época y el tamaño del tablero, el cual también se fue modificando con el paso del tiempo y el territorio en el cual se jugaba.
En el siglo XVIII se agregó el popular dominó, su nombre proviene de un término francés que se utilizaba popularmente para describir la capucha negra y blanca que vestían los sacerdotes católicos durante la estación invernal. Aunque el más antiguo fue encontrado en el año 1100 y parecer ser un invento chino.
Hoy sabemos que el juego forma parte desde siempre de la vida y la evolución de la especie humana. Este se presenta en todas las etapas de nuestra existencia y jugar nos permite hacerlo por el acto que nos provoca placer en si mismo (siempre que sea de manera consciente, segura y controlada).
Es un reto que encanta, cautiva y provoca felicidad, aprendizaje y comunicación.
Colma de significado y anécdotas nuestro ocio.