Profesional de enseñanza primaria. Docente en contextos de encierro. Representante docente JCyD. Directora jubilada.

Iréne Némirovsky nació en Kiev (Ucrania) en 1903, una vida próspera y repleta de lujos esperaba a esa niña, su padre era León Némirovsky, uno de los banqueros de origen judío más poderosos e influyentes de Rusia. La revolución bolchevique llegó en 1917, ella era una adolescente y su familia debió escapar vestidos como campesinos a Francia y dejar así su residencia en San Petersburgo. La Sorbona la esperaba.

“David Golder” (publicado en el año 1929) fue una obra creada a los veintiséis años de Iréne. Su juventud hizo que se apoderara con fervor de los perfiles psicológicos de una familia de acomodada, condición social tan o más parecida a la propia. Esta obra maestra pronto fue adaptada al cine y el teatro. Pero como casi siempre ocurre con los grandes talentos literarios algo inexpertos o precoces, Iréne envió a la editorial Gasset el manuscrito sin colocar su nombre, por lo cual la propia editorial se encargó de colocar un anuncio en los principales diarios para dilucidar quién era el autor o la autora en este caso.

En esta obra David Golder (el otro yo de su propio padre) y su esposa fría, egocéntrica y gastadora compulsiva (el emulo de su madre) colocan el dinero y la posición social por sobre todas las cosas que los rodean. Así dejan de lado a los hijos, la salud y se pasa de la miseria a la fortuna. Aunque a veces el ser humano se debate entre la vida y la muerte, pero a pesar de ello no logra dilucidar dónde comienza y termina la frontera con el hastío.

“Suite francesa” fue finaliza por su autora el 11 de julio de 1941. Dos volúmenes (La Batalla y La Liberación) daban ese acabado a un libro único por varias razones, quizás la más importante haya sido que en el año 2004 se le otorgó el Premio Renaudot otorgado por primera vez a una autora ya fallecida. 

En su libro cuenta como si fuera una mera espectadora la ocupación alemana ocurrida en Francia, en la primera parte (La Batalla) muestra la acelerada derrota francesa ante la poderosa Alemania y la huida de los ciudadanos de París antes que las tropas nazis ingresaran en ella.  Ya en la segunda parte (La Liberación) la novela pasa a tomar formato de crónica, donde relata el día a día en un pequeño pueblo donde la traición y la cobardía caminan de la mano junto al instinto de preservación. 

En el año 1940 Iréne y su esposo Michael Epstein se encontraban sin trabajo y sin derecho a publicar. Ellos vivían en un pequeño pueblo de Francia junto a sus dos hijas con la estrella amarilla cosida a sus ropas. De poco les había servido a ellos haberse convertido al catolicismo en el año 1939. 

El 13 de julio del año 1941 Iréne fue llevada a un convoy que posteriormente tendría como destino Auschwitz. Sólo sobreviviría un mes en el campo de exterminio, el tifus se había adueñado de su vida. Su esposo falleció unos pocos meses después. Denise y Elisabeth (sus hijas) salvaron sus vidas gracias a la cadena solidaria de varias personas que las ocultaron de los nazis. Ellas viajaron con cuidado, valentía y una valija cargada de los manuscritos de su madre.

“En tiempos de guerra, ninguno de nosotros espera morir en una cama” (“Suite francesa”, Iréne Némirovsky).

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