José Donoso (Santiago de Chile, Chile, 1924-1996) imaginó la maldad y utilizó como vehículo al Mudito (Humberto Peñaloza), quizás por ello “El obsceno pájaro de la noche” (1970) es considera su obra cumbre. Humberto Peñaloza, ese don nadie, de identidad maleable, el mismo que cree que su padre es el responsable de su marginalidad, concentra desgracias que emergen clausurando puertas y ventanas en la Casa de Ejercicios. Su vida no vale nada, pero el consejo paterno de ascender socialmente tomando como vehículo el estudio, hace que se aleje del preconcepto del “ser vulgar”. Las marcas generacionales avanzan y parece difícil poder cambiarlas. A veces ni la confesión alcanza para aplacar el alma.
Más de ocho años tomó a Donoso concluir su obra, vio su salud comprometida en esta faena. Sin embargo retrató como nadie la dinámica social de las clases y la identidad de Chile, sin dejar de lado la fusión latinoamericana.
El discurso histórico arremete desde diferentes ángulos sobre los personajes. Así un “mudito” parece dar relevancia al significado de las palabras y contar una historia oficial oculta. Valga entonces el silencio que no es tal.
José Donoso compuso novelas, cuentos y crónicas. Como buen escritor de la era latinoamericana de la creatividad publicó en revistas como Ercilla, de la cual fue crítico literario y redactor, infinidad de entrevistas y cuentos. En ellas pormenorizó detalles de la vida y la acción de aquellos personajes, los cuales idolatraba desde su corazón: millonarios excéntricos, artistas extravagantes, nonagenarias en decadencia, seres activos en la sociedad con una moral algo cuestionable y muchos más.
“El jardín de al lado” (1981) quizás sea su obra más conocida. En ella cuenta como Julio Méndez ya no desea regresar a su país, su pasaporte también lo dice. Es casi una elección sin más vueltas luego de haber sido encarcelado durante el gobierno de facto de Augusto Pinochet. Julio ahora vive en España y parece que ello le otorga la distancia necesaria para realizarse y poder crear. Aunque las obras y las editoriales muchas veces no encuentran un punto de conexión. Así las ilusiones también se disuelven.
Mirar de reojo y a hurtadillas lo que es del otro puede ser una forma de envidiar lo que nos apetece arrebatar al vecino y se encuentra en ese “jardín de al lado”.
Esta historia contada en primera persona nos acerca a la existencia del exiliado político.
José Donoso formó parte del renombrado “boom latinoamericano”, sus métodos de escritura como novelista, cuentista y articulista consolidaron su presencia literaria dentro de un movimiento que mutaba y al mismo tiempo se robustecía en el mundo.
En “El lugar sin límites” (publicado en el año 1966) Donoso aborda el tema de la marginalidad. La exclusión social aparta a Manuela (una “travesti” propietaria de un prostíbulo llamado Estación El olivo) a los límites entre la apatía y el anhelo. La soledad y la tristeza devana historias de poder y tensión. Quizás por ello Manuela eleva su voz y dice:” No queda ni una esperanza que pudiera dolerle, eliminando también el miedo. Todo iba a continuar así como hasta ahora, como antes, como siempre”. Ironía y metáfora al unísono.