Estos últimos dos años han sido extremadamente complejos para todos. Una crisis económica que nadie esperaba cambió la forma de ver los servicios, obligando la creación de nuevos esquemas y formas de organización. En el medio de ese escenario de “tormenta perfecta” están las necesidades inmediatas por trabajo y reactivar una economía que ya venía golpeada previa a cualquier idea de virus o barbijo. ¿Cómo se remedia lo irremediable?.
La obra pública es, en una analogía bastante amplia, el primer motor inmóvil económico. Cuando Aristóteles habla de eso que causa todo el movimiento en el universo, también menciona una serie de eslabones que conectan todo. Algo parecido pasa en la economía: el impulso que se genera en una punta repercute en la otra. Obviamente, aquí la obra pública no se impulsa por arte de magia: es el Municipio de Río Grande, en esta renovada gestión que lleva adelante Martín Pérez, y el Gobierno Nacional quienes, con una inversión histórica, dan ese primer empujón. ¿El resultado? 2.000 puestos de trabajos directos, según declaraciones de la secretaria de Planificación, Inversión y Servicios Públicos Silvina Mónaco, logrando así un efecto de derrame en toda la ciudad. Si las proyecciones de población del INDEC son acertadas y en Río Grande viven alrededor de 100.000 personas, estamos hablando de un 2% que depende directamente de la obra pública. Si hablamos de población laboral activa, puede que las obras de servicios, salud, educación, calles y espacios públicos sean el principal dinamizador de la reactivación económica de la ciudad.
Con 66 obras entre las ejecutadas, las licitadas y las que están en construcción, el intendente del Municipio de Río Grande, Martín Pérez, ha puesto en marcha una docena de ambiciosos proyectos que en solitario ya podrían ser emblema de gestión. No obstante, no se queda en los anuncios más vistosos, sino que buena parte de ese 30% del presupuesto 2022 destinado a obra pública va a la infraestructura “invisible” de cloacas, pluviales y sumideros, una demanda histórica de los vecinos y vecinas de la ciudad. Estas respuestas a los pedidos de la gente se ven reflejadas en la readecuación e instalación de pluviales y sumideros en toda la ciudad, así como el plan de saneamiento cloacal del Casco Viejo. Pérez no parece haber olvidado es viejo dogma que repetía el ex-intendente “Chiquito” Martínez: “Hay que hacer lo necesario y no lo conveniente”.
Algunas ya están terminadas, como el Parque de los 100 años, inaugurado durante el Centenario de la ciudad. Otras, como la doble Av. Santa Fé están en construcción y proyectan a cambiar el paisaje de la ciudad, que junto a la Rotonda de las Américas, no quedarán en un cambio estético sino que cambiarán la forma de pensar el tránsito. A esto se le suman 150 cuadras de pavimento, la apertura de San Martín hacia el norte y 3,5 km de bicisenda, empezando a plantear alternativas más sustentables para moverse por Río Grande.
En el área de servicios aparecen proyectos como el Centro Integral de la Mujer, la ampliación del Centro de Salud en el Barrio Malvinas Argentinas, el Centro de Salud de Chacra XI y el nuevo servicio de Radiología Municipal. Si algo dejó esta pandemia fue que la necesidad de infraestructura en salud y de brindar servicios es menester de todos los niveles del Estado. Intendentes jóvenes, como lo son en la provincia y lo es Pérez, se adaptaron rápidamente a esta nueva realidad y diligentemente, empezaron a gestionar las obras correspondientes.
Si hablamos de números duros, esta catarata de obras responde a una inversión récord: con 3.500 millones de pesos, el Municipio de Río Grande estará destinando alrededor de un 30% de su presupuesto a inversiones en la ciudad, más de 11 veces lo que alocó en 2019 para ello. El salto no es sólo numérico sino porcentual; de ese 7% nada despreciable de hace 3 años, hoy se cuadriplica en 2022, lo que vuelve realidad obras que años atrás eran imposibles.
El buen diálogo entre el intendente Pérez y el Gobierno Nacional facilita considerablemente esta articulación en obras, donde desde la Rosada aportan alrededor de 2.170 millones de pesos para cambiarle la cara a la ciudad y la vida a los vecinos y vecinas. Si bien su tiempo en el Congreso de la Nación no fue el más extendido, el joven intendente riograndense parece poder sacarle fruto a esta sintonía fina entre “compañeros”.
Al final del día estas obras y otras tantas, como puede ser la Nueva Terminal de Ómnibus o el Polo Logístico de Camiones, están diagramadas entendiendo que el crecimiento de Río Grande es algo que se viene y para lo que hay que estar preparado. El censo de este año nos sorprenderá cuando veamos lo que ha crecido la provincia y sobre todo el norte de la misma, que volverá a acercarse a sus días de gloria de la fábrica con la flamante extensión del Subrégimen Industrial lograda el año pasado.
Martín Pérez se enfrenta a un desafío complejo como pocos: pensar en una ciudad sustentable, preparando infraestructura que pueda dar abasto con el rápido crecimiento demográfico y extendiendo el abanico de servicios que el municipio históricamente brindaba. La tarea no es para nada sencilla, pero si estos dos años de obras y proyectos demuestran algo, es que viene por buen camino.
Un esfuerzo impresionante enfocado hacia las necesidades mas importantes de nuestra querida ciudad, sobre todo en salud e infraestructura,que durante tantos años se vio relegada !!!! Felicito al sr Intendente por la gran tarea que viene realizando junto a todo su equipo de colaboradores !!!! Gracias !!!!