Profesional de enseñanza primaria. Docente en contextos de encierro. Representante docente JCyD. Directora jubilada.

Anne Perry nació en Londres y pronto fue designada como “la dama de la novela negra”. Es verdad que este género (o subgénero) como lo llaman algunos que insisten con tesón en una clasificación, ha crecido hasta transformarse en un éxito mundial.

Antes de ser Anne Perry era Juliet Marion Hulme, una niña enfermiza, introvertida y consentida que vivía con lujos junto a su padre (Rector universitario) y su madre. Sus dolencias la llevaron a vivir en Bahamas y Nueva Zelanda. Allí se convertiría en la asesina de la madre de su mejor amiga, Pauline Parker. A los catorce años estuvo internada un largo tiempo, ya que padeció tuberculosis y solo Pauline mantuvo contacto epistolar con ella. Esa fidelidad no sería olvidada.

Pronto Juliet y Pauline serían separadas. Pauline se iría a Sudáfrica (ya que sus padres se habían divorciado) y Juliet continuaría viviendo en Nueva Zelanda. Las amigas no se resignarían fácilmente a padecer la lejanía, por lo cual pensaron en la posibilidad de partir juntas a Sudáfrica, pero la madre de Pauline se opuso. Por ello planearon asesinarla y lo llevaron a cabo de manera despiadada y brutal. Luego del juicio ambas fueron encontradas culpables (en agosto de 1954) como aún eran menores de edad fueron sometidas a tratamiento psiquiátrico y a cinco años de reclusión. La primera en salir de la cárcel fue Juliet quien terminó estableciéndose en Escocia bajo el nombre de Anne Perry.

Pauline estudió para convertirse en bibliotecaria, cuando finalizó los estudios abandonó Nueva Zelanda.

Anne comenzó a escribir historias con perfiles policiales, detectivescos y misteriosos. Así posee más de sesenta obras en su haber. Su primer libro fue “Los crímenes de Carter Street” (este título corresponde al primer texto de la saga) la cual se convirtió en una serie exitosa. En ella aparece Thomas Pitt, él no es el típico inspector detective. Por ello se equivoca, duda y falla, pero regresa con insistencia al lugar del hecho, entrelaza pistas e idea hipótesis. Es esta una historia básicamente de homicidios en el Londres victoriano que descubre mucho más que un asesino, revela toda una red de secretos familiares demasiado bien guardados.

“El Callejón de los Resucitados” (1981) es el cuarto libro de la serie, donde al inspector Pitt le tocará develar un enigma, la aparición de diversos cadáveres instalados en la neblina londinense. El primero de ellos corresponderá a un miembro de la alta sociedad, el cual había muerto ya hace tres días y su cuerpo fue encontrado dentro de un carruaje abandonado.

Así continúan apareciendo cadáveres sin ninguna aparente conexión.

Se deja ver la intriga, las estrategias investigativas y el misterioso escenario de Londres.

Anne Perry rompió en su propia vida con el orden social existente, fue capaz de plantear detrás del inspector Pitt una hipótesis sobre un crimen para ello investigó y conectó pistas. Entrelazó desórdenes de carácter mental y ello le otorgó el privilegio de ser reconocida dentro del mundo literario. Recorrió el laberinto del subgénero de la novela histórica y la novela negra en los tiempos victorianos.

Cambió su identidad, quizás en el afán de borrar el pasado, pero logra sublimarlo en su obra literaria.

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