El alma humana posee varias facultades, entre las mas bellas ha creado la literatura. La razón y los sentimientos componen la vida y de ello se trata el acto de escribir.
Andalucía quiere decir “largas tierras de labranza” y proviene del vocabulario árabe “al- Andalusiya” compuesto de “al-andalus”, así la llamaron los moros hasta 1492. Detrás de esa tierra de embrujo, misterio y belleza, el sur del sur de la península ibérica, fue ocupada por un sinfín de pueblos desde los visigodos hasta los árabes.
La riqueza de su literatura descansa sobre autores como Juan Ramón Jiménez, Gustavo Adolfo Bécquer, Federico García Lorca, María Zambrano, entre otros.
Juan Ramón Jiménez seguramente es recordado por la ternura y la suavidad de ese peludo adorable, Platero, pero las letras de este andaluz buscaron y llegaron a buen puerto poético. Creó, ficcionó, transformó y accedió al tiempo grato y ligero de la infancia. Lo ideal y lo real acomodaron el pulso de sus novelas, pero también de su poemario.
Gustavo Adolfo Bécquer y sus célebres rimas no eran más que un pequeño puñado de ellas publicadas en el año de su muerte (1871). Un grupo de amigos salvó del mutismo la voz de Bécquer recopilando en dos tomos (prosa y verso) su obra. Así el mundo quedó prendado de la poesía-arte, esa sonora prosa, libre, cadenciosa, clara, desnuda de adjetivos y tapizada de metáforas presuntuosas.
Federico García Lorca reconocido andaluz en el mundo de las letras muestra como en él convergen la tradición y las novedades literarias. El amor y la muerte fueron sus temas predilectos, pero también se encargó de resignificar el compromiso social dentro de la poética. Él sostuvo su obra sobre la metáfora elaborada con alto riesgo, la musicalidad, los recitados y los cantos tradicionales de su tierra.
María Zambrano fue una escritora fecunda, que produjo obras sin pausa. Esta malagueña encendió la poesía del sentir, su libro “Hacia el saber sobre el alma” fue publicado en Buenos Aires en el año 1950. Así no solo nacía una poetiza, también se gestaba una exquisita filósofa. Soportó el exilio junto a varios intelectuales en la España fascista. En “Delirio y destino. Los veinte años de una española” recorrió los sucesos que la llevaron al dolor del destierro. Escribió:” Se puede morir aun estando vivo; se muere de muchas maneras; en ciertas enfermedades, en la muerte del prójimo, y más en la muerte de lo que se ama y en la soledad que produce la total incomprensión, la ausencia de posibilidad de comunicarse; cuando a nadie le podemos contar nuestra historia”.
Murió en Madrid el día 6 de febrero de 1991, regresaría posteriormente a descansar a su pueblo natal.
Estos escritores y escritoras son solo algunos de los clásicos que celebraron e hicieron conocer por el mundo el arte literario andaluz.
Es verdad que no han generado un estilo común y único entre ellos, sin embargo han creado un gusto particular por la estética de la poesía. Ella revela inteligencia, sentimiento, claridad, inspiración y disciplina fundada en las tradiciones del romancero popular.
Andalucía, tierra con identidad literaria propia que supo sembrar letras por el mundo.