El conflicto docente perdura y el inicio de clases, propuesto para el primer día del mes de marzo, se verá postergado. Los chicos tendrán que esperar al menos hasta el día 3, donde los docentes analizarán en un nuevo congreso la propuesta salarial del Ejecutivo Provincial.
El paro de 48 horas del SUTEF llega en el medio de un inicio de clases distinto, donde las variables de las vacunas para el personal educativo y el protocolo de presencialidad parecían ser un factor importante, ahora ha quedado resumido a la recomposición salarial. La oferta que propusieron desde San Martín 450 es de un 34,5% en dos tramos: con 22% en marzo y en junio el otro 14,5%.
Hay varios puntos interesantes para desmenuzar del no acuerdo entre el gremio docente, un fuerte aliado en la campaña del melellismo para llegar a la Casa de Gobierno, y la gobernación. Primeramente podríamos decir que la cercanía de los sectores políticos hizo que el 2020, año donde los aumentos tampoco cumplieron las expectativas, le dio un respiro al gobierno, que no tuvo grandes conflictos en una de las áreas más calientes históricamente. En segunda parte, resulta llamativo que el protocolo de presencialidad y la falta de vacunación a docentes dejara de ser un tema en la mesa de discusión, a pesar de las repetidas expresiones de preocupación que vemos de docentes y no docentes en redes sociales. No obstante el trato cordial entre sindicato y poder ejecutivo, la situación se tensó y el reclamo de las bases pugnó por no iniciar las clases.
Desde la Secretaría de Educación, Pablo López Silva, recalcó que se estarían abonando los $4000 de material didáctico en este ofrecimiento. El comentario, parece fuera de tono para alguien que ejerció la profesión: cualquiera que conozca un docente sabrá que los gastos de material son muy por encima del ítem y siempre los aumentos por los que se lucha son al básico. Los ítems tienden a ser un decorado para inflar el número y además dejan por fuera a las y los docentes que se encuentran jubilados.
Agustín Tita, jefe de Gabinete, en una postura que más que conciliadora a esta altura parece taciturna, no habló del tema directamente pero utilizó un recurso algo desgastado ya en la joven gestión: los gobiernos previos. Refiriéndose a la “caída que tuvo el sueldo del sector público en los últimos años” Tita intenta desmarcarse un poco de la responsabilidad y continúa reafirmando un discurso de diálogo donde “el gobierno quiere acordar y transitar, como lo hicimos el año anterior, un camino de diálogo, entendiendo qué hay cosas por hacer y mucho por mejorar”. La frase en sí, suena propia de un ejecutivo serio, el problema viene cuando las acciones no respaldan las palabras: nos reunimos, los escuchamos, pero no ofrecemos nada. Uno, si tuviese un poco de saña, podría hacer un paralelismo con la gestión de Macri, que pugnaba por el diálogo con los sectores disidentes, pero no ofrecía soluciones reales.
Si bien se entiende que el Estado cuenta con varios frentes de problemas a resolver y un presupuesto finito, permanece una sensación de falta de urgencia a la hora de establecer prioridades. Luego de un año sin presencialidad de clases y la necesidad de los chicos y chicas de la provincia de volver a las aulas, se intuiría mayor celeridad para resolver conflictos salariales antes del inicio del ciclo lectivo. Este año, que la gran mayoría de dirigentes trabajó durante el verano, se podrían haber adelantado paritarias o al menos, buscar alternativas evitar desprolijidades.
Si bien a mi entender el conflicto se resolverá relativamente rápido, por la cercanía y afinidad de los mandamases del SUTEF y los funcionarios de FORJA, queda demostrado que hay un descontento en las bases del gremio que no debe ser ignorado. El período de luna de miel de la gestión actual y la gente parece haber llegado a su amargo fin. Ahora, no alcanzará con palabras dulces sino con gestos firmes. Mientras tanto, las aulas permanecerán vacías, no por una pandemia, sino por la falta de resoluciones de quiénes toman decisiones en la provincia.