Hoy volvemos a viajar a nivel nacional, en este caso un lugar fantástico lleno de magia y tranquilidad. Cafayate es una ciudad ubicada en la provincia de Salta, emplazada en los Valles Calchaquíes, conocida comúnmente por sus formaciones rocosas rojizas. Se encuentra a 200 km aproximadamente de la capital salteña.
Su historia es muy anterior al vino: se originó en 1826, cuando Doña Josefa Antonia Frías de Aramburu, viuda del alcalde de Salta, donó un terreno de su propiedad para la fundación del pueblo Finalmente en 1840, Manuel Fernando de Aramburu, Coronel del Ejercito, fundó la ciudad a fin de cumplir la voluntad de su madre de ofrecer un santuario en el lugar a la Virgen del Rosario. Con el tiempo aumentó su importancia convirtiéndose en una de las regiones mas importantes vitivinicolas del país y a nivel mundial.
Nosotras llegamos a Salta en avión desde Buenos Aires, aproximadamente fueron 2 horitas que se pasaron rápido, hicimos noche en la capital, nos alojamos en el Hotel Alejandro I, es un 5 estrellas muy bien ubicado con un servicio impecable, su spa y gimnasio es lo más de lo más. Esa noche fuimos a comer las mejores empanadas de la ciudad, Doña Salta con un rico vino tinto, relajamos un poco, ya que el día siguiente comenzábamos muy temprano hacia nuestro destino.
Partimos luego del sabroso desayuno buffet hacia Cafayate recorriendo los Valles Calchaquíes, esta ruta escénica es increíble, los colores rojizos cubrían el paisaje, el camino esta lleno de quebradas, formaciones naturales como la Garganta del Diablo, El Anfiteatro, El Fraile, el Obispo entre otros, hicimos varias paradas para sacar fotos en cada punto, estuvo muy bueno haciendo que el viaje pasara volando. Te das cuenta cuando estas cerca ya que el paisaje comienza a cambiar y de repente, dependiendo de la época, comenzas a ver campos bañados de color verde, efectivamente, son los viñedos por doquier al costado de la ruta.
Por suerte, tuve la oportunidad de alojarme en Patios de Cafayate Wine Hotel, entre los viñedos de la Bodega El Esteco con los Valles Calchaquíes de fondo, este casco de la Finca que en algún momento perteneció a la familia tradicional de Michel Torino, fue fundado en 1892. El hotel conserva muchas cosas de esa época, sus anchas paredes, cúpulas vidriadas que dan paso a la luz en los corredores, tejas españolas, portales de hierro forjado, fuentes y aljibes en los patios internos donde convergen algunas de la habitaciones, las mismas, ambientadas con el confort de la actualidad pero manteniendo el estilo de época, esta conjugación hace que se más especial el lugar. El área de piscina es el punto clave para quedarse tomando un rico vino blanco y la vista privilegiada de las montañas, algo para no perderse. Ese día lo aprovechamos al máximo con las actividades que ofrecía el hotel.
El centro se encuentra a un kilometro y medio del hotel, como toda ciudad, se encuentra la plaza donde todo pasa por allí, La iglesia, el Correo, los museos, etc. Nosotras decidimos ir al Museo de la Viña y el Vino de Cafayate, catamos un par de vinos y seguimos recorriendo el pueblo. Muy tranquilo, la gente super cálida, hicimos dos bodegas más, todas están muy cerquitas, y nos volvimos al hotel. Aquí cuentan con un excelente restaurant, La Rosa, se come de mil maravillas, aunque no estés alojado podes reservar y concurrir al lugar, no hay que perdérselo.
Nuestro último día, lo dedicamos a una de las Bodegas mas lindas a nivel arquitectónico y paisajismo. Emplazada al pie de la montaña, donde tenes que cruzar todo el viñedo para acceder, del estilo de la Toscana, tenes la bodega que podes visitar y realizar el tour con cata de los vinos, luego reservamos en su hermoso restaurant con una vista increíble, y si te toca un día soleado todas el cielo con las manos. La verdad que el lugar es espectacular, les recomiendo realizar la reserva con antelación, especialmente si quieren ir a almorzar luego de la visita a la bodega.
Al día siguiente, obviamente hicimos la visita a la bodega El Esteco, en el mismo complejo del hotel, lo impresionante del lugar es ese camino infinito rodeado de viñedos que te guían hacia la entrada del alojamiento, todo armonioso sin desentonar en lo mas mínimo, un placer visual que dan ganas de quedarte unos días mas. Es una linda escapada para quienes son amantes del vino, aquí la sepa mas reconocida es la Torrontes, además encontrás vinos de diferentes varietales, también es un lugar para los amantes de la naturaleza y la tranquilidad, esta ciudad lo tiene todo para cumplir ese objetivo, Cafayate los espera …