María Abella nació en Uruguay en el año 1863, pero residió gran parte de su vida en Argentina. Falleció en La Plata en 1926. Fue maestra y escritora.
Por aquella época ser Maestra Normal dejaba ver con entusiasmo un medio de emancipación de la vida femenina pero también era un acto de ascenso de clase. Con la profesión de escritora y periodista era totalmente diferente. Por lo general era un mundo mas cerrado y fundamentalmente masculino.
Era muy común que las mujeres escribieran “en colaboración”. Sus artículos por lo tanto no eran remunerados. También es cierto que sus publicaciones eran esporádicas y el rango de temas recurrente. Entonces María se asume como feminista y funda la revista “Nosotras” que además de tener un fin literario también tenía un propósito social.
Ella sostenía que la apertura del camino de la mujer sería por medio de la participación activa. Rápidamente lo puso en práctica integrando la Asociación de Maestros de la Provincia de Buenos Aires.
Diversos Encuentros de carácter nacional e internacional la contaron como delegada activa (Primer Congreso Femenino Internacional, Buenos Aires 1910; II Congreso del Niño en Buenos Aires 1913, etc.)
Abella es además una docente-periodista como Juana Manso, Rosa Guerra o Juana Manuela Gorriti.
Las ideas de María se dirigen hacia la independencia de la mujer basada en el acceso a la educación (para ella este recurso era sinónimo de libertad y decía:
” Tenemos, primero, que ilustrarnos, para asegurar nuestra independencia intelectual”. Extraído del artículo: “La mujer debe unirse y representar a su sexo”, 1899) y la igualdad de oportunidades.
Cuestionaba duramente el mundo de la cultura latina (“Nace… y la familia dice con sentimiento: “mujercita” (…) Los padres hacen un ademán resignado : ”al fin es hija como ha de ser hay que quererla, aunque no sea varón. (…) Llega la hora de dar educación a la familia y generalmente todos los sacrificios de los padres son sólo por el varón: a la niña se le da, cuando más una educación de adorno: un poco de música, algo de dibujo o labores y otro poco de francés.”(Extraído del artículo “Mujer latina”, Ensayos feministas, publicado en 1965).
Consideraba que la Iglesia (pensaba que la injusticia de esta institución se transmitía directamente a la vida femenina y cuestionaba la contradicción entre la doble moral, una bien vista para el hombre y otra para la mujer) y la sociedad jugaban un papel fuerte y estricto atado a la estigmatización del estado civil, la franja social a la que pertenecía y el nivel educativo que ostentaba.
Sin embargo en sus artículos contemplaba la ambivalencia personal que por momentos la lleva a la confrontación con los varones y por otros a tener una actitud prudente con ellos. Estrategia, le dicen y otros sentido de la oportunidad.
Apoyaba la maternidad pero desde la elección. Cuestionaba la figura abnegada y de total entrega que se le atribuía a la mujer- madre.
Pensaba que ello solo la llevaba a una dedicación exclusiva a su prole y a la dependencia económica, cercana a la esclavitud con el hombre.
“La división del trabajo no debe hacerse según el sexo, sino según las aptitudes de las personas y habiendo inclinación, le sienta tan bien al hombre una espumadera como a la mujer el título de doctora; tan injusto es poner en la cocina a un ser inteligente e ilustrado, como en un ministerio a un patán, por pertenecer al sexo masculino”. (María Abella. Extraído del texto: ”La educación de la mujer vista por diversos prismas”).
Ideas, herramientas, revisión crítica, participación e independencia intelectual, pilares de un fenómeno que sigue buscando un nuevo orden político, jurídico, económico y social.