Profesional de enseñanza primaria. Docente en contextos de encierro. Representante docente JCyD. Directora jubilada.

“El corazón de las tinieblas” de Joseph Conrad cuenta con intensidad hipnótica la historia de un viaje.

La travesía de Marlow y sus marineros, navegando el río Congo para así penetrar en el continente africano.

De la mano de la conquista llegaría la inflexible apropiación de cuerpos y espíritus. El progreso y la civilización hincarán su bandera en el corazón de África.

A medida que avanza la expedición tanto los europeos como los esclavos ceden ante la muerte.

Marlow va a buscar a Kurtz (un agente comercial que está enviando a su compañía grandes lotes de marfil), pero en esa búsqueda ve solo desolación y locura de los pocos hombres de la Compañía que han sobrevivido. Tal parece que el resplandeciente negocio del marfil no los hace inmunes al hambre y las enfermedades. Quizás sea parte de un mecanismo mágico de venganza de la naturaleza por la apropiación de cuanto ven a su paso.

Marlow no solo recorre el infierno plagado de decadencia, también realiza su propio viaje interno. Él pone en palabras la percepción que lo liga a ese lugar y tuvo “la sensación de haber puesto el pie en algún tenebroso círculo del infierno”.

Luego realiza una descripción detallada de la aflictiva situación de los nativos. Ellos adoptan la figura de “alma en pena”. 

En contraposición, los blancos solo desean incrementar poder, territorio y riqueza. Así dejan de lado su humanidad.

Conrad viene a contarnos los abusos cometidos en nombre del progreso. 

Si bien él pertenecía a una familia de nobles de origen polaco tras quedar huérfano, decidió embarcarse en un buque mercante. Así tuvo la oportunidad de recorrer las costas de Sudamérica, India y África. Recién a los treinta y ocho años comenzó a escribir en inglés con gran dificultad ya que no era su lengua materna.

Su visita al Congo Belga en 1888 daría nacimiento a las bases de lo que originalmente se llamó “El corazón de la oscuridad” (Heart of Darkness), el cual fue escrito entre 1898 y 1899, pero publicado recién en 1902.

Debemos tener en cuenta que hacía ya más de diez años que había regresado del Congo, pero sin duda algo cambió en él que no se permitió olvidar.

Podríamos pensar que Conrad realiza una crítica cruel sobre el colonialismo. Sin embargo su visión es mucho más compleja y profunda. 

Por 1884, Europa se repartía el continente africano bajo un lema de carácter protector y liberador. Nada más lejano, tras esta consigna solo se ocultaba el poder económico y expansionista. En nombre del progreso, la mayoría de los colonos sometieron a la servidumbre y la esclavitud a los nativos. Eran pocos los europeos que luchaban contra la corriente que arrastraba a todo aquel que no se decidiera a comerciar y expandir sus negocios. Oportunidades para pocos y trabajos forzados para otros. 

Este viaje al Congo Belga amalgama luces y sombras.

Marlowe cuenta que cuando oían los tambores de la selva, ignorantes a los usos y costumbres de los nativos, eran ineptos a la hora de interpretar el significado de la música. “Si aquello significaba guerra, paz u oración, es algo que no podía decir” (“El corazón de las tinieblas” de Joseph Conrad).

DEJA UNA RESPUESTA

Please enter your comment!
Please enter your name here