Como sucedió hace 25 años, la provincia de Misiones volvió a coronar a la Selección Argentina de fútbol de salón como el mejor del mundo, con apenas 49 kilómetros de diferencia entre las sedes misioneras de la final: Puerto Rico en 1994 y Montecarlo en esta edición.
El paso de la selección dirigida por Ariel Avveduto este año fue demoledor y tuvo un final de película con su par de Brasil, en el único encuentro donde Argentina vio peligrar sus posibilidades. Pero una pelota milagrosa que cayó en el área rival derivó en el agónico tanto del mendocino, capitán y referente Marcelo Mescolatti, quien con cuatro mundiales disputados puso fin a su etapa en la selección nacional.
Está claro que la organización de este Mundial cumplió con las expectativas, con un trabajo serio que comenzó hace cuatro años –con la postulación en Bielorrusia-2015- y luego de un comienzo dubitativo en función de la ausencia de las delegaciones de Canadá (suplida por Estados Unidos) y Pakistán, a horas del inicio de la competencia.
Las sedes de Montecarlo, Oberá y Posadas se vistieron de fiesta para recibir a Argentina en una provincia que vive el fútbol de salón con mucho fervor, de una manera similar a Tierra del Fuego.
El paso del Mundial por la tierra colorada dejó, además, una infraestructura deportiva impecable con la remodelación del Polideportivo Municipal de Montecarlo (con capacidad para 4 mil personas) y el Finito Gehrmann de Posadas; además de la construcción del Ian Barney II en la localidad de Oberá, que tuvo el privilegio de recibir por partida doble al selectivo argentino.
Sin dudas, la cuenta pendiente de este Mundial atraviesa la faz deportiva, siempre ligada al desarrollo institucional de una AMF (Asociación Mundial de Fútbol de Salón) a la que todavía le cuesta asentarse fuera de Sudamérica.
Tres de los cuatro semifinalistas (Argentina, Brasil y Paraguay) fueron de la parte sur del continente americano; dato que marca, a las claras, una hegemonía que volvió a prolongarse desde este lado del planeta.
Europa volvió a “hacer agua”, con apenas dos selecciones en cuartos de final (Cataluña y Francia). El Viejo Continente es el territorio donde AMF evidenció debilidades.
La grata sorpresa fue África, que completó el cuarteto principal de las posiciones con Sudáfrica, pero además contó con una interesante propuesta de Marruecos. Los marroquíes llevaron al tiempo suplementario a Paraguay, un histórico de la disciplina con tres campeonatos mundiales, en cuartos de final.
Para Colombia, bicampeón producto de sus títulos en 2011 y 2015, resultó un Mundial para el olvido, con una tempranera eliminación a manos de Brasil en cuartos de final y la despedida anticipada de Jhon Jairo Pinilla, el mejor jugador del mundo.
Pinilla fue una de las grandes atracciones en la antesala del Mundial, y a punto de cumplir sus 38 años (el 12 de abril) se retiró de la selección colombiana siendo partícipe de los tres campeonatos del mundo obtenidos por la selección cafetera (2000, 2011 y 2015).