Una vez parte de un mismo país, Pakistán e India conservan desde 1947 (luego de la Partición de India) una historia de resquemor y violencia. Disturbios, más de 14 millones de migrantes forzados y alrededor de 2 millones de víctimas entre los habitantes de las regiones disputadas. La frontera siempre ha sido un tema caliente entre los dos, que todavía conservan territorio disputado en la zona de Cachemira (Kashmir).
Desde su separación ambos países siguieron caminos distintos: Pakistán ha pululado entre endebles democracias y gobiernos militares, mientras que la India ha estado (sacando el gobierno actual de Modi) bajo el control de la dinastía política iniciada por Nehru, fundador y primero en el cargo de Primer Ministro.
Durante el día de ayer el ejército pakistaní declaró haber derribado dos aeronaves de la Fuerza Aérea India, además de arrestar un piloto. No obstante de tener escaramuzas en la frontera y “roces”, India suele ser cuidadoso de limitar sus avances y en general es Pakistán quien se ve del lado ofensivo; muchas veces achacado al terrorismo islámico. Los aviones son parte de una escalada que inició con un ataque suicida el 14 de este mes, cuando un convoy militar indio fue destruido en Cachemira. De allí comenzaron los bombardeos a objetivos pakistaníes en la zona con aviones, las represalias de estos últimos sobre tropas indias llegando a este punto.
Cabe destacar que el conflicto se da entre dos países con potencialidad nuclear desde 1998, año donde ambos territorios llevaron a cabo pruebas exitosas.
La zona en disputa no tiene control formal de ninguno de los dos países: el problema más que territorial es étnico, hay zonas de mayor presencia hindú y sij en contraposición a las muslmanas. En respuesta al derribo de dos de sus aviones India ha restringido el espacio aéreo y los vuelos internacionales están evitando el área. Está es la primer represalia con ataques aéreos desde la guerra en 1971.
Desde lo político, India apunta hacia el JeM (una organización terrorista) como el principal causante del conflicto, diciendo que reciben apoyo del gobierno pakistaní. Basados en la Guerra contra el Terror, se han permitido sin mucha repercusión internacional avanzar sobre objetivos militares en la zona. Narendra Modi, primer ministro indio, aprovecha la situación para ganarse el voto de los sectores más militaristas. En estas semanas debería anunciar el calendario electoral que definirá si es reelecto o no. Mientras desde lo socio-económico las cosas no van tan bien como se esperaban (hay indicadores de crecimiento, pero no se ha trasladado a mejoras en la calidad de vida de las zonas rurales), una postura dura en el conflicto por Cachemira le ganaría el favor de las alas duras dentro de los hindúes (principal base de votantes del BJP, partido oficialista).
La Copa del Mundo: motivo de preocupación
Para ambos países, la Copa del Mundo no es la de Qatar en 2022, sino la de cricket que dará comienzo en mayo, siendo disputada en Inglaterra y Gales. Tanto para Pakistán como India es el deporte más popular y los enfrentamientos entre ambos países son una especie de Superclásico potenciado por una herida de guerra que aún no sana. Ambos equipos se han cruzado en sendas oportunidades, en general con victoria india, pero no organizan partidos entre ellos desde 2008. Ahora, luego de declaraciones de la federación india, parecería que si se tuviesen que cruzar no jugarían contra sus pares pakistaníes, considerándolo un territorio con raíces en organizaciones terroristas. Varias de las estrellas del deporte, parte de la selección india, han anunciado su apoyo al gobierno y la decisión que la Federación tomase (en caso de no presentarse a un eventual cruce). Se teme que la violencia sea llevada al estadio y lo fanáticos de los dos ocasionen algún disturbio.