Licenciado en Estudios Orientales. Posgrado en Negocios y Comercio de Asia Pacífico e India. Política Internacional; extremismo religioso.

Allá por los años 30’s, luego de la Gran Depresión que dejó al país pendiendo de un hilo, Franklin D. Roosevelt ideó un plan junto a su gabinete que llevaría a los Estados Unidos a ser la superpotencia económica y militar que daría la estocada final en Europa y libraría gran parte de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico. La creación de empleos estatales, planes de salud y sociales más la reforma de los mercados financieros le valió ganar 4 elecciones (la mayor cantidad en la historia del país) y ser recordado como uno de los mejores presidentes en tiempos modernos. Combatida al principio y proclamada en el período de guerra; el New Deal fue determinante en redinamizar una economía hecha añicos por la caída de Wall Street. Hoy los demócratas, del mismo color político que el famoso presidente, pretenden una medida similar para reconstruir el país.

La senadora Orozco-Cortez, parte del grupo Demócratas socialistas junto a su par Rashida Tlaib plantean medidas reformistas como Medicare (salud universal), garantizar puestos de trabajo, abolir las leyes de inmigración actuales y educación universitaria gratuita. Otro de sus planes, es el New Green Deal. ¿Qué propone? Reconvertir la matriz energética de Estados Unidos a una de energías renovables. Ella, la senadora más joven de la historia con 29 años, que hace menos de un año trabaja de moza es hoy la niña mimada del progresismo americano y mantiene un perfil altísimo.

El plan parece sencillo, reformar las fuentes de energía. La reducción de gases invernadero es uno de los puntos clave, apuntando a dejarlas en cero para el 2050. Los precandidatos del partido demócrata apoyan la medida y el senador Markey (uno de los veteranos en la cámara) también se carga la nueva ley al hombro. Junto con el cambio hacia energías verdes del país, aparece la creación de un millón de puestos de trabajos dedicados a la reconversión, la creación de infraestructura verde, asegurar acceso al aire y agua limpios, así como alimentos saludables. Como está planteado, más que un plan parece una proyección a futuro, una serie de metas ideales bastante más ambiciosas que el viejo Protocolo de Kyoto o el nuevo Acuerdo de París. 

La mayoría de los expertos lo describen como ambicioso, improbable y hasta de fantasía. La reconversión total es utópica y el principal problema es no contar con la mano de obra capacitada para iniciar tal emprendimiento. El problema no es sólo cambiar la matriz energética, sino reestructurar los edificios e infraestructura que hoy no son eficientes en su consumo. Para esos mismos expertos es una declaración de intención: mientras la administración Trump vuelve al carbón y se aleja de los acuerdos internacionales, hay una rama política en el país que busca ponerse a la vanguardia medioambiental. La agenda verde es de primer prioridad para la Unión Europea, China e India: ¿Por qué no lo es para los Estados Unidos?. ¿Es un plan caro? Sí, pero los defensores plantean que sus beneficios al largo plazo en ahorro y creación de nuevos puestos de trabajo valen el gasto inicial.

Los negacionistas americanos (hoy en el gobierno) dicen que el cambio climático es un invento para beneficiar a unos pocos. El país hoy emite la segunda cantidad de dióxido de carbono tras China y no muy adelante de la India, territorios que afirman la existencia del fenómeno y trabajan de forma extensiva en reducir sus emisiones, y en menor medida, remedir sus efectos. Para Trump, con un plan “irrisorio” le están haciendo la campaña. Según su últimas declaraciones los demócratas plantean absurdos que demuestran lo alejados que están de la realidad; mientras él crea empleos y hace crecer a la economía.

El proyecto de 14 páginas muy probablemente quede en la nada, pero sentará un precedente y será base de campaña para quién sea el principal rival en la reelección del presidente actual. Será una batalla cuesta arriba contra las grandes corporaciones del petróleo en Texas, la banda de Wall Street y los conservadores que ven en los hidrocarburos el sostén del país (más ahora que los medios no convencionales como el fracking son rentables). La transición hacia energías verdes es inevitable, el conflicto principal es que un partido se resiste al cambio mientras otro quiere saltar al vacío ¿Habrá un candidato de la tercera posción?.

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