Un incendio devastador, con características pocas veces vista en Río Grande, tiró abajo la empresa Plásticos Isla Grande del Parque Industrial. No hubo heridos ni víctimas, pero la tragedia conmocionó a la ciudad. Unas 200 personas trabajaron en el operativo de seguridad y, afortunadamente, las llamas no se propagaron a las viviendas lindantes.
La ciudad de Río Grande tuvo, este martes 13 de noviembre, un nuevo capítulo negro en su historia: un incendio arrasador, cuyas causas todavía no están claras, destruyó Plásticos Isla Grande Sociedad Anónima, una empresa del rubro plástico que empleaba a 80 personas de forma directa y otras 20 de manera indirecta.
Sobre las 16 horas de un día con ráfagas de viento se anunciaron los primeros avisos: una fábrica del Parque Industrial padecía el avance de las llamas sobre uno de sus laterales, sobre la calle Almirante Brown.
Ese galpón correspondía a Plásticos Isla Grande. Bomberos Voluntarios y de la Policía Provincial trabajaron a destajo en la zona, pero el fuego se multiplicó con diversos focos, producto de los elementos inflamables del interior; circunstancia que se tornó incontrolable.
En simultáneo se instaló todo un despliegue en las adyacencias: zona sitiada por el personal policial, cortes de calle a cargo de la Dirección de Tránsito Municipal y otro grupo de efectivos policiales intentando alejar a los “curiosos” de siempre, que rondaron entre las 300 y 400 personas para filmar, tomar fotos y observar el hecho.
Una impactante e interminable columna de humo, y las llamas, fueron, siempre, la principal amenaza para las casas circundantes, en su mayoría construidas de madera. Por eso, la prioridad fue evitar la propagación, que podría haber derivado en una tragedia.
Más de 100 evacuados (otros tantos vecinos decidieron permanecer en las casas de sus familiares) y más de 30 bomberos asistidos en el Hospital Regional Río Grande (por la inhalación de humo y heridas leves) fueron algunas de las tantas cifras que dejó el episodio.
El fuego no cesó hasta las primeras horas de la mañana del miércoles, pese a la lluvia, durante las últimas horas del miércoles. Una inexplicable sensación de desazón y tristeza atravesó las conversaciones familiares y las redes sociales, acompañada del deseo de una rápida recuperación, sobre todo para esos cien trabajadores que veían en llamas sus puestos de trabajo.
Algunos focos, inclusive, perduraron hasta la tarde. Continuó vigente el dispositivo de seguridad, conformado en conjunto por Gobierno y la Municipalidad de Río Grande, y por sobre todo la inclaudicable labor de las dotaciones de Bomberos y Defensa Civil, en varios casos con casi 24 horas de trabajo encima.
Con el dolor y la indignación a cuestas, el “día después”, el –nuevo- punto de partida, comenzó con reuniones. Daniel Polonsky, propietario de la empresa, al borde del llanto, aportó una luz de esperanza: “La idea es tratar de reflotar la empresa, la gobernadora (Rosana Bertone) nos dio su apoyo y muchas alternativas que podrían ayudar, también, a que la gente, mientras tanto, no esté tan complicada con la vida diaria”, expresó.
El gobierno fueguino confirmó un aporte no reintegrable de 3 millones de pesos a la empresa, para la adquisición de insumos y nueva maquinaria, como así también la redacción de un proyecto de ley para eximir del pago de ingresos brutos, tasas y otros impuestos a la firma.
En simultáneo, la causa judicial avanza. El Juzgado de Instrucción N° 1, a cargo del doctor Daniel Cesari Hernández, tomó el caso a última hora del martes y la principal hipótesis ronda en dos menores de edad que se habrían encontrado prendiendo fuego tarimas y plásticos muy cerca de la fábrica. De todas formas, el juez no se expidió y se esperan novedades en cuanto a los peritajes bomberiles en las próximas horas.
La memoria de los riograndenses emparenta este episodio con los sucedidos con otras empresas: Kenia, Olympic, BGH y Gra-Ca y Petropol, entre la década del ’90 y 2012.
En este nuevo golpe, habrá que trabajar en recuperar esos puestos de trabajo, en devolver a los más de 60 evacuados a sus casas y en iniciar la reconstrucción. Sólo eso posibilitará aplacar el dolor de toda una ciudad.
