Profesional de enseñanza primaria. Docente en contextos de encierro. Representante docente JCyD. Directora jubilada.

 

Tener ambiciones es positivo para la adaptación del ser humano. En cambio si ella aparece mal definida o se encuentra basada en el propio beneficio se vuelve perjudicial. El ansia de poder puede transformarse en una adicción y como tal genera dependencia, ansiedad, unidireccionalidad del pensamiento y así se complejiza la emoción.

La confusión de los límites del poder puede llevarnos a un abismo cercano al mero atavismo animal del hombre y podríamos preguntarnos entonces:¿las estructuras institucionales sirven para rescatarnos de ese infierno?

“El señor de las moscas” es un libro intenso que reflexiona sobre las profundas cuestiones del hombre como ser social. Muestra lo mejor y lo peor que puede salir del ser humano en situaciones límite,su poder,sus miedos, su templanza, su decisión, su individualismo, su crueldad, sus instintos primarios, etc.

Fue una novela publicada en 1954 por William Golding (premio Nobel de Literatura 1983), “El señor de las moscas” ha sido llevado al cine, la primera vez en 1963 con bastante rigurosidad al texto de William Golding. 

La historia inicia con un  accidente aéreo que lleva a un grupo de chicos a permanecer en una isla indefinidamente.

Esta fábula de carácter moral unida a la condición humana puede ser leída de diversas maneras ya que aporta elementos simbólicos, paradigmas sociales, políticos y éticos.

Cuando una treintena de muchachos queda libre de los controles sociales representados por los adultos aparecen explosiones de barbarie y agresividad en algunos y en otros, en cambio, determinación para organizar al grupo. Para ello vislumbrar mejor la posición de cada personaje del clan es necesario analizar las relaciones interpersonales que se desarrollan dentro de esta pequeña comunidad social unidos por costumbres, valores, tareas, motivaciones, etc.

Ralph es uno de los niños de mayor edad y se convierte rápidamente en el líder natural del grupo. Aparece como uno de los más sensibles y civilizados. Sin embargo no posee la inteligencia de Piggy, este último representa la cultura dentro del sistema democrático personificado en Ralph.

Jack es cruel y sádico. Su liderazgo impuesto hará tambalear el sistema como resultado de sus acciones sangrientas.

Simón representa la conexión con la espiritualidad y la naturaleza humana, también sufre las consecuencias, que paga con su vida, de ser marginado e incomprendido al igual que Piggy. Él logrará un mayor y efectivo prestigio gracias a su capacidad para resolver problemas.

Sam y Eric son gemelos y los únicos que se quedan con Ralph a cuidar el fuego. Los demás chicos abandonan este grupo y se unen a la tribu de Jack. El individualismo hace lo suyo y finalmente triunfa. Ya no se respetarán las reglas.

Roger es uno de los cazadores pero antes de ello ya era violento y desconsiderado. Su crudeza hace que pronto pierda toda idea de civilización y el conjunto se verá arrastrado.

La civilización y el salvajismo librarán una dura batalla.

Mientras Ralph utiliza su autoridad para generar y establecer reglas, proteger al grupo y determinar códigos morales; Jack solo desea gestar empatía en los otros niños para poder satisfacer sus impulsos primitivos y ansias de poder. Busca sumisión, que se lo trate como un ídolo pero maneja sin reparos un sistema de explotación y poder dictatorial.

Los elementos simbólicos aparecen como condicionantes de un comportamiento en contraposición con otro (democrático versus dictatorial). La caracola es un indicador del orden democrático y el poder de la asamblea como instrumento de análisis y elección. Sin embargo Jack declara que ella deja de representar esto y el señor de las moscas (es la ofrenda que se presenta a la supuesta bestia y consta de una cabeza de jabalí insertada en una lanza) será el nuevo símbolo de autoridad (otro tipo de poder).

Muchas de la dificultades que atraviesan en conjunto (la extinción del fuego, la falta de lugares de protección y abrigo, el paso de una tribu a la otra, el asesinato de Piggy, etc.) nacen del egoísmo por sobre el principio de comunidad.Así prevalece el individualismo. Pronto esa falta de reglas y libertad total se transformará en autoritarismo. Así el poder desmedido e impuesto prosperará.

Los doce capítulos de este texto podrían llevarnos a plantear algunos interrogantes:

¿La conciencia de individuación abre o cierra puertas para la organización de una sociedad?

¿Nuestra construcción subjetiva oscila siempre entre la invención y la repetición?

¿Somos un simple producto del orden institucional?

¿El mal es innato dentro del espíritu humano o es el resultado de una influencia externa?

¿El poder demanda  naturalmente reglas o impone reglas? 

Sin duda brotarán más.

En fin…mucho para pensar.

“La sociedad solo cuida de uno mientras este resulte rentable” (Simone de Beauvoir).

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