Profesional de enseñanza primaria. Docente en contextos de encierro. Representante docente JCyD. Directora jubilada.

El mar ha sido desde siempre motivo de inspiración a partir del momento que el hombre posee memoria, desafiar lo infinito siempre fue su deseo; pero no como un detalle menor ya que biológicamente los seres humanos no nos encontramos adaptados para tal empresa.

Los navegantes tuvieron a veces favorable aceptación en sus aventuras marinas y en otras ocasiones  fueron terriblemente derrotados por el mar.

Las desgracias en fallidas navegaciones siempre fueron una fuente de donde brotaban historias a borbotones.

El épico poema de  Homero (siglo VIII a.C) ya cuenta las peripecias ocurridas a Ulises durante largos diez años a su regreso de Troya. Los elementos sobrenaturales no banalizan la estructura de la historia, sino que por el contrario aparece una sincronía de los primeros pasos de la navegación y la cartografía del Mediterráneo. La civilización comenzaba su gran aventura.

Los clásicos de náufragos y naufragios siempre dan oportunidad a una nueva aventura dentro de diferentes géneros.

  • “Relato de un náufrago” de Gabriel García Márquez. Cuenta la historia real de un colombiano, Luis Alejandro Velasco, quien permaneció diez días, sin agua ni comida, a la deriva en el Mar Caribe. Este reportaje novelado contribuiría al crecimento del eximio novelista y premio Nobel de Literatura. Este naufragio ocurrió en 1955 y su desenlace transcurre en una playa desierta del norte de Colombia donde fue hallado Velasco. La entrevista de García Márquez permitió recuperar esta crónica. 

          Luis Alejandro Velasco fue el único sobreviviente de los ocho tripulantes que habían           caído al mar del destructor “Caldas” de la marina colombiana a causa de una supuesta tormenta (“supuesta” porque tiempo después y basado en testimonios del protagonista, se estimó que el destructor luego de las reparaciones realizadas en Alabama, regresó cargado  de electrodomésticos. La mala estiba y distribución de los mismos  hizo que el buque zozobrara). En un inicio el único sobreviviente fue condecorado por el General Gustavo Rojas Pinilla y se lo colocó como ejemplo de decisión y valor para la sociedad colombiana. A Velasco solo se le permitió dar entrevistas desde su lugar de internación a los periodistas adeptos al régimen y luego de obtener gran cantidad de auspiciantes comerciales de diversa índole decidió llegar hasta “El espectador” de Bogotá donde Gabriel García Márquez realizó la entrevista con poco agrado ya que se trataba de un refrito de una noticia. Sin embargo, luego de varias sesiones y preparado con su mejor arma que era la pregunta, la verdadera causa del desastre salió a la luz. Velasco tiempo después entabló una demanda en contra de García Márquez por considerarse coautor del libro.Finalmente perdió el litigio.

  • “La vida e increíbles aventuras de Robinson Crusoe” (Título original) de Daniel Defoe, conocido popularmente como “Robinson Crusoe”. Esta historia de aventuras está basada en  la odisea real vivida por un marinero escosés, Alexander Selkir, quien permaneció cuatro años y cuatro meses sobreviviendo en las costas de una isla desierta de Chile y sirvió de inspiración para que naciera este popular libro. La isla en la actualidad lleva el nombre de este náufrago.

Defoe enmarca la narración en la vida de un joven inglés que anhelaba ser navegante, aunque sus padres se oponían.No obstante y tras varios intentos consiguió embarcarse hacia Guinea. Posteriormente su travesía abarcó Brasil (a bordo de un buque portugués) hasta que en un viaje hacia África su barco naufraga y logra llegar a una isla solitaria en la desembocadura del  río Orinoco. Allí recupera lo que puede del naufragio y se dispone a sobrevivir ya que cree que es el único habitante de esta porción de tierra. Seguidamente aparecerán nativos caníbales y Viernes, su compañero de aventuras, quien logrará salvarse gracias a Robinson Crusoe. Construir una balsa parece ser la única salida y la mejor opción para supera la situación en la que se encuentran.

  • “Dos años de vacaciones” de Julio Verne. Este libro cuenta las aventuras de un grupo de chicos de diversas nacionalidades que concurren a un colegio en Nueva Zelanda. Ellos se embarcan en una goleta y mientras la tripulación descansa en tierra firme las amarras se sueltan, la embarcación es arrastrada hacia el mar por una tremenda tormenta. Luego la nave encalla en una isla desierta y los jóvenes deberán luchar por su supervivencia.

        Esta novela juvenil de aventuras y acción fue publicada en 1888 en francés pero        luego fue traducida a varios idiomas.

  • “Simbad, el marino” Esta historia está contenida dentro de “Las mil y una noches” (recopilación de cuentos del Oriente medieval de autor anónimo, narrados por una sultana llamada Sherezade). Ella cuenta la historia de Simbad, el marino; quien en sus viajes sufre toda clase de infortunios. Estos solo serán superados gracias al coraje y el ingenio del muchacho, un héroe valiente y decidido.

A veces como seres humanos y habitantes de este mundo, olvidamos que el origen de la vida proviene del mar.La arrogancia del hombre frente a la inmensidad infinita de este siempre se percibió como un reflejo no solo de aventura sino también de codicia. Es verdad que muchas de estas historias se deben a sucesos inesperados e inexplicables que hacen que el mar, las islas desiertas como micromundos, los instintos primarios, las ansias de supervivencia, el afán de sobrevivir en diferentes circunstancias se aglutinen y así nacen libros.

En nuestros días y con todos los avances tecnológicos con que contamos podríamos hacer el ejercicio de pensar qué cosas “útiles” nos llevaríamos de nuestra aldea global. 

La tierra firme nos controla, nos limita y nos funde.En cambio el mar nos habla  de lo desarraigado, de lo aventurero, de lo utópico y del riesgo incontrolable.A veces se naufraga y otras se está a la deriva, un poco de cada uno todos los días.

“Se desató una tempestad y, entonces, empecé a vislumbrar el temor y el asombro en los rostros de los marineros” (Extraído del texto “Robinson Crusoe”).

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