La provincia de Tierra del Fuego, a través de la Federación Fueguina de Fútbol de Salón (FFF) y la Federación Ushuaiense de Fútbol de Salón, organiza el Torneo Nacional de Clubes Menores, Infantiles y Preinfantiles 2018, desde el 30 de septiembre hasta el 6 de octubre.
Para los aficionados se trata de una posibilidad de observar en cancha a los posibles futuros talentos del deporte más popular de la provincia; sin embargo, la FFF experimenta una suerte de desafío institucional a casi un año de la asunción de la Comisión Directiva encabezada por Juan Alcalde.
Con un puñado de colaboradores, el presidente de la institución rectora del futsal CAFS en Río Grande busca sacar adelante un certamen con fuerte presencia de niños de 8 a 14 años aproximadamente; padres y dirigentes locales y de distintos puntos del país.
Con este Nacional, Río Grande le puso fin a un lapso de tres años de ausencias como sede de campeonatos de tal envergadura; el último paso del futsal nacional por el norte de la provincia había sido en 2015, durante la anterior gestión, en manos de Noemí Torres. Ese Torneo Nacional de Selecciones Cadetes, que consagró a Ushuaia en una final contra Comodoro Rivadavia, se vio, en aquel entonces, opacado por la falta de delegaciones por fuera de la zona patagónica.
Participaron Río Grande, Ushuaia, Río Gallegos y Comodoro Rivadavia; y, ante la falta de equipos, se incorporaron Río Grande “B” (conformado por jugadores de la preselección y otros nuevos) y Tolhuin (con una base del club 9 de Octubre de la localidad mediterránea).
Este año, esa deuda quedó saldada: Alemán de Mendoza, el histórico Estudiantil Porteño y El Ciclón de Buenos Aires, y el debutante María Madre de la Lata de Rosario arribaron a la ciudad de Río Grande para darle otro color a un certamen que también tiene la visita de CIPA de Comodoro Rivadavia.
No obstante, el componente fueguino continúa firme: la localía está representada en San Martín, Pingüino, Fenix, Sportivo, Real Madrid y QRU; mientras que por Ushuaia están el experimentado Casa Magallanes, Newellsitos, Amistad, El Millo del Fin del Mundo y Los Cuervos del Fin del Mundo.
El tiempo parece haberse esfumado entre la designación de una Comisión Normalizadora (en otras palabras, la intervención de la FFF por parte de la Confederación Argentina) y la decisión de ponerse al hombro la organización de un campeonato nacional.
En el medio, una pequeña Comisión Directiva que se puso “al día” con los papeles en un contexto de absoluto desinterés y un respaldo deportivo a mediados de este año: el tan postergado y ansiado ascenso de la Selección Mayor de Río Grande, después de seis años de su descenso de categoría.
Pero no todo el camino resulta sencillo para la nueva Comisión, que convive con el desgaste a partir de la falta de recurso humano y un amplio padrón de jugadores de categorías Formativas, Cebollitas, Infantiles, Preinfantiles, Menores, Cadetes, Juveniles y Mayores (estos, separados en tres divisionales).
Claro está, no se trata de un problema específico de esta disciplina. La falta de interés de la dirigencia deportiva a la hora de pensar en la formación es un inconveniente que, en algún momento, se replica en la propia práctica deportiva.
Entre las decisiones adoptadas hasta el momento, una de las más controvertidas fue la apertura del libro de pases en pleno desarrollo del torneo anual. Esa medida, a fines del mes de julio, permitió la inclusión de jugadores que se desempeñaban en el futsal AFA, situación que generó malestar en varios clubes de la FFF.
El estatuto de la Federación Fueguina estipula que el periodo de las comisiones directivas es de dos años, y si bien falta que se cumpla más de la mitad, el Nacional de Menores podría dar otro voto de confianza a una gestión con escasa experiencia en este tipo de torneos.
A la sombra de la Federación Ushuaiense, que se mantuvo en la elite nacional mientras Río Grande sufría el éxodo hacia AFA, la FFF busca consolidarse otra vez para convertirse en una plaza fuerte de la CAFS.