Durante los últimos días de agosto, la provincia de Santa Cruz dio a conocer la exportación de 20 toneladas de carne de guanaco, con destino a Bélgica, aunque su consumo no es novedad: el producto del animal autóctono de la región patagónica sur se comercializa en el ámbito local y es uno de los platos ya conocidos en ciudades turísticas como El Chaltén o El Calafate.
El programa tuvo su inicio en 2016, en medio de varios debates. Del proteccionismo ambiental, que se opone a la caza; pasando por quienes lo consideran un competidor para el productor agropecuario; a los que lo definen como una plaga (en la actualidad se calculan entre 1.300.000 y 1.500.000 ejemplares, con un crecimiento poblacional anual del 15 por ciento –según estudios del INTA-).
En ese panorama, el Consejo Agrario Provincial de Santa Cruz, el gobierno de dicha provincia y cuatro Ministerios de la Nación (Ambiente y Desarrollo Sustentable, Agroindustria, Producción y Trabajo y Ciencia y Tecnología –algunos, ahora, secretarías-) definieron una prueba piloto con más de seis mil ejemplares.
El primer paso legal se constituyó desde la autorización para la caza comercial de la especie: el Ministerio de Ambiente de la Nación permitió la práctica desde fines de mayo y ese periodo concluirá este 25 de septiembre. El proceso continuará con el encierre, la esquila y la faena de los ejemplares, en el frigorífico Faimali de Río Gallegos.
En promedio, el guanaco pesa entre 22 a 25 kilos; sin embargo, con el desposte, se calcula entre 14 y 15 kilos de carne por ejemplar.
Desde el Consejo Agrario Provincial santacruceño confían en un “aprovechamiento integral del guanaco” y, por ende, la fibra del animal también tomará su cauce en el ámbito textil.
En el caso de la carne, Bélgica será la puerta de entrada al mercado europeo que cuenta con un alto poder adquisitivo y va en búsqueda de lo exótico.
“No es una carne de segunda categoría, es una carne distinta que tiene menos cobertura de grasa, más magra y proteicamente mejor que la ovina o bovina”, precisó Javier de Urquiza, el presidente del Consejo Agrario.
La embarcación con 20 toneladas, desde Puerto Deseado, tendrá aproximadamente 40 días de viaje hacia el Viejo Continente, donde Chile innovó con este tipo de productos a través de una fauna muy similar, presente, sobre todo, en cercanías a Puerto Natales y Punta Arenas.
Pero el desafío es mayor en el plano local, donde no se espera “una aceptación masiva sino una aceptación lógica”. ¿Lo positivo? La carne de este mamífero se consume hace décadas en la zona patagónica, aunque “sin papeles”. Ahora está garantizada en términos higiénicos y sanitarios.
Con aceptación en condición de plato autóctono en destinos turísticos como El Calafate o El Chaltén, el próximo objetivo es comercializar el producto hacia otras provincias (no es novedad que la dieta de los argentinos tiene un alto contenido en carnes) e, inclusive, ganar lugar en el propio mercado santacruceño.
En los restaurantes de Río Gallegos es presentado en seis o siete variables, y también se puede conseguir en las carnicerías, donde el valor de los cortes más consumidos (lomo, paleta y pierna) ronda los 120 pesos por kilo.
Al tratarse de una prueba piloto, se estimó, para su precio, casi la mitad de un corte de producción bovina, aunque sin determinar un valor demasiado bajo, que lo constituya como “carne de segunda”.
Pese a las críticas desde los sectores ambientalistas (como la ONG Aves Argentina, que interviene en la región a través del Programa Patagonia), todas las características del guanaco derivan en la imposibilidad de la reducción poblacional de la especie: es un animal autóctono (a diferencia del castor, por ejemplo) y se adapta perfectamente a las condiciones donde vive (la estepa patagónica). Además, sólo un porcentaje de la población puede “extraerse”, según la normativa vigente, en pos de moderar la práctica de la caza.
Quizás otra cifra negativa, en cuanto a su proliferación, es la baja tendencia a la reproducción, con una cría por año (en general) y dos en años excepcionales.
Desde el plano regional, y cuando se menciona de manera constante la posibilidad de diversificar la matriz productiva, de Urquiza explicó que esta actividad no debería ser considerada en solitario, sino enmarcada en una serie de políticas con recursos naturales que incluyan “al turismo, el aprovechamiento de la madera, a la producción ovina, el petróleo y el gas”.
En Tierra del Fuego no existen cifras concretas sobre la cantidad de guanacos, sin embargo se estima que la presencia más fuerte se da en la zona norte de la provincia y en cercanías al Cabo San Pablo, en el tramo que abarca la ruta Río Grande – Tolhuin.
Está previsto, además, que la semana próxima comience el Censo Nacional Agropecuario, que aportará mayor precisión al tema, que tomó especial relevancia a partir de la experiencia santacruceña.
El objetivo de la Asociación Rural de Tierra del Fuego es, en función de los resultados, establecer un Plan de Manejo y diseñar políticas con respecto a la especie.
Con la abundancia del guanaco por estas latitudes, la Patagonia Sur empieza a observar con atención el modelo de Santa Cruz. ¿Será replicable?