Locutor Nacional. Periodista. Amante de todo lo que la sociedad considera raro

 

Los términos youtubers, instagramers, influencers se nos colaron poco a poco en nuestro vocabulario, tanto que personas alejadas del mundo de la tecnología si no saben qué es, se interesan en preguntar qué significa ser eso. Esto tiene un claro por qué y es debido que están por todas partes, ya han pegado el salto de las redes sociales para ser parte del día a día en programas de televisión, radio, obras de teatro, cine y por supuesto, lugar donde mayor rédito económico terminan aprovechando, las famosas presencias en locales bailables. 

La mayoría de estos generadores de contenido de dónde a la simple vista muchas veces no hay nada que mostrar u oír, pertenecen a la denominada Generación Z y por supuesto los Millennials (en la que puede ser una de las últimas incursiones como dominadores de tendencias), aunque existen excepciones con gente mayor a los 40 años que goza de cierto éxito al subir fotos y videos. 

Ser carismática/o, canchera/o, divertida/o y ante todo creativos parece ser una de las claves del por qué estos usuarios logran generar tanto seguidores de sus perfiles en las distintas cuentas que poseen, ya que muchos de ellos cuentan con más de un alter ego. Sin embargo, esta no es la única manera. Si bien lo ideal es lo genuino de cada uno de followers, por el hecho que generan un fuerte feedback y logran un real impacto que los ayuda a trascender, varios de estos usuarios con miles de personas en sus contadores prefieren hacer el camino más corto y sencillo. Es decir, pagar por engrosar el número y ser parte de esa «exclusiva» crew. 

Pagar por seguidores puede parecer una tontería, pero cuando llega el momento en el que una marca en crecimiento busca promocionar su producto, estos números en las cuentas de los youtubers o instagramers cuentan y mucho. Es por ello que acceden a este tipo de mercadeo casi instantáneo a cambio de una cierta suma de dinero. 

Los sitios y/o aplicaciones que encontramos en la red aparecen con la promesa de tener el precio más bajo del mercado y un servicio real en el que los resultados quedaran en evidencia de manera muy rápida, incluso dentro de las primeras 24 horas. En las mismas páginas dan consejos básicos de cómo administrar de mejor manera tu perfil para evitar tener seguidores «fantasmas», como puede ser para el caso de Instagram, con un soporte técnico 24/7. Cada uno de estos lugares dicen seguir las «reglas del juego» de manera legal de acuerdo a los términos de cada red social. Ofrecen simples «likes o views» y lo más buscado nuevos followers. Aunque si eso no te alcanza y tu ego necesita de comentarios para poder sentirse completo, esto también se puede arreglar.  

Ante la pregunta de si sirve realmente este tipo de servicios, la respuesta que ofrecen por lo general es que muchos de los hoy «Influencers» compraron seguidores para escalar de la manera que lo hicieron al lugar donde se encuentran hoy en día. Y hasta aseguran es la mejor forma de promocionarse. 

Si ante estas posibilidades de volverte famoso la situación continúa complicada, otra de las variantes que brindan este tipo de servicios, es ayudarte con tips diarios o semanales, dependiendo de cuanto pagues, para mejorar tu perfil, hacerlo más dinámico y agradable a la vista del consumidor. 

Las opciones del mercado varían mucho de acuerdo a qué es lo que está buscando la persona que busca crecer dentro de este mundo virtual y que si tiene ese toque distintivo personal puede también hacer un sueldo extra en el mundo material y tangible en el que nos despertamos día a día. Estos precios van desde los 40 pesos argentinos a los 40 mil pesos mensuales. Buscar las páginas es cuestión nada más de real interés del usuario, ya que la oferta es mucha. Aunque también cuantiosos casos de dudosa procedencia. 

Ya saben, si están buscando ser una cara conocida, tener la posibilidad de hacer un dinero extra, pero el talento para entretener no vino de fábrica, quizás con una inversión de unos cuantos yaguaretes sea su oportunidad. 

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