Así como Eladia Blázquez lo puso en palabras en su canción “No se pude prohibir, ni se puede negar, el derecho a vivir, la razón de soñar…” o como en la jornadas en las que los estudiantes y obreros desafiaron con entusiasmo el poder de toda Francia actuando dentro de las universidades, en las plazas y en los barrios obreros de la ciudad de París. Se respiraba el mayo francés plasmado de grafitis como: “La barricada cierra la calle, pero abre el camino”, “Durmiendo se trabaja mejor: formen comités de sueños” o “Prohibido prohibir” (1968).
En nuestro país se prohibieron artistas, escritores, cantores, etc. Así el horror y la destrucción de vidas concentraban la acción en épocas de la dictadura. La cultura no quedó indemne , claro que si lo comparamos con las persecuciones sufridas y los crímenes cometidos quedará sin duda en segundo plano.Sin embargo no fue casual tratar de borrar todo vestigio de ideas que podían poner en jaque un plan para transformar en idéntica y homogénea a toda una sociedad. No era fácil ser genuino y diferente por aquellos tiempos.
Los censores apuntaban directamente a los autores del campo marxista-socialista, pero también a aquellos textos que mostraban por ejemplo la existencia de parejas o familias diferentes según lo que proponía la Iglesia Católica.
Ni los textos infantiles escapaban a tales prohibiciones así lo padecieron autores como Laura Devetach con “Picaflores de cola roja» o “La torre de cubos”; “Aire libre” y “Juguemos en el mundo” de María Elena Walsh; “Un elefante ocupa mucho espacio” de Elsa Bornemann; “El gallo pinto” de Javier Villafañe; “Nuestros muchachos”, “Niños de hoy”, “El amor siendo niño” de Álvaro Yunque; “Mi amigo el pespir” y “Leyendas para todos” de José Murillo y hasta “El principito” de Antoine de Saint Exupery solo por citar algunos.
En los fundamentos de estas prohibiciones aparecen por escrito términos tales como cuestionamientos ideológicos-sociales, ilimitada fantasía, carencia de estímulos espirituales, etc. Se ve que en aquella época no estaba muy bien visto hablar de la amistad, la solidaridad, la justicia y la libertad.
Dentro de la literatura novelada para adultos aparece:
-“Crimen y castigo” de Fiodor Dostoievski, un clásico de la letras rusas que describe como nadie la proporcionalidad indirecta entre la inteligencia y los principios en su personaje principal, Rodión Románovich Raskólnikov, atravesado por la pobreza y las necesidades. Un plan, un crimen, un recuerdo que lo atormenta y los pensamientos perversos hacen de esta obra un tratado psico-filosófico sobre el hombre, sus luchas íntimas y su propia conciencia.
-“Lolita” de Vladimir Nabokov. Aún hoy su trama clama entre diferentes voces de controversia, un hombre maduro obsesionado por la atracción hacia una joven. Claramente este texto es la confesión escrita de Humbert Humbert a los jueces de un tribunal, que va a pronunciarse por asesinato y la predilección por las niñas. Marca lo límites difusos de una relación narrada con violencia, ironía y sarcasmos.
-“La casa de Bernarda Alba” de Federico García Lorca. La escribió en 1936 y fue su última obra. En ella narra la muerte del segundo marido de Bernarda, así impone a sus cinco hijas un luto de rigurosa reclusión. Ella representa el autoritarismo y la represión, pero sus hijas fluctúan entre la sumisión, la frustración, la rebeldía, la presión social, el que dirán, las apariencias, el honor, la pasión y la soledad.
-“Mascaró, el cazador americano” de Haroldo Conti. Cuenta como Oreste vuelve a aparecer en esta obra para unirse al Circo del Arca.Los pueblos por donde transitan ya no serán los mismos. Marca una ruptura en la forma de ver los hechos sociales. También fue prohibido “Todos los veranos”. Según el Legajo N° 2516L de SIDE 83.864/75 la obra “Mascaró, el cazador americano” en sus apreciaciones de contenido de publicaciones presentaba “…la difusión de ideologías, doctrinas o sistemas políticos, económicos o sociales marxistas…” (Fuente: Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti), entre otras tantas apreciaciones donde constan citas textuales del libro y los números de páginas de referencia.Allí mismo en el apartado de las actitudes negativas o de detracción del texto hace mención a “…la falta de presencia de la Iglesia Católica en el pueblo…”
-“The Buenos Aires affair” de Manuel Puig. Este autor fue censurado, prohibido y ello motivo su exilio. Sus obras relatan historias de desapariciones, pistas falsas, obsesiones sexuales, violencia y ultrajes. Su estilo está signado por la desmesura y el sarcasmo. Una vez publicada la obra fue confiscada por la censura por “razones pornográficas”. Además fueron sacadas de circulación “Sangre de amor correspondido” y “El beso de la mujer araña”, solo la restitución de la democracia en 1983 logró levantar tales restricciones.
-“Cuarteles de invierno” de Osvaldo Soriano. Se exilió en 1976, pero logró publicar otro texto prohibido “No habrá más penas ni olvido” en España.Este libro entró de forma clandestina a nuestro país y era conocido mucho antes de ser editado en 1982.
Otros textos como “El pueblo que no quería ser gris” de Beatriz Doumerc; “Carta abierta de un escritor a la Junta Militar” de Rodolfo Walsh; “El eternauta” de Héctor Oesterheld; poemas como “La verdad es la única realidad” y “La pura verdad” ambos de Francisco Urondo; canciones “Como la cigarra” de María Elena Walsh; para la formación docente de Educación Superior algunos ya citados como los libros de Rodolfo Walsh y Haroldo Conti , “Las venas abiertas de América Latina” de Eduardo Galeano; “Operación Masacre “ de Rodolfo Walsh y “Pedagogía del Oprimido” de Paulo Freire.
Sin duda esta lista solo representa una mínima porción de todos aquellos libros, cuentos, relatos, canciones y poemas que fueron prohibidos en nuestro país por la dictadura militar que pretendió ajusticiar sin piedad la cultura y las ideas.Pero tal cual lo afirmó alguna vez Juan Gelman luego de ser atravesado profesional y personalmente por los horrores de esa época: “… a pesar de los genocidas, la lengua permanece, sortea agujeros…”.Así podemos decir hoy que muchas de esas historias siguieron siendo leídas y contadas, reproducidas en mineógrafos, sin sus títulos originales, pero hoy gozan de libertad; no pudieron ser aniquiladas y desafiaron la censura oficial incomprensible, el ojo censor firme que no dio tregua.