Profesional de enseñanza primaria. Docente en contextos de encierro. Representante docente JCyD. Directora jubilada.

 

El día jueves 26 de abril comenzó la Feria Internacional del Libro de la ciudad de Buenos Aires, ella concluirá el día 14 de mayo y se desarrolla en el predio de La Rural.

Este año se está conmemorando el aniversario número 44 de la realización de este evento cultural reconocido mundialmente.

Si bien con algunas interrupciones, esta Feria comenzó como un hecho cultural enmarcado por diversas muestras y exposiciones relacionadas al libro, su difusión y comercialización. A partir de 1971 estos encuentros se realizaban en las calles, parques y plazas de la ciudad de Buenos Aires. Ya en 1973 se produce oficialmente la primera Feria del Libro con sede en la Biblioteca Nacional. En 1974 fueron invitadas la Cámaras Editoras y de la Federación Argentina de Librerías. Así se gestaba la Feria del Libro actual.

Los escritores consagrados que en sus comienzos participaron alguna vez fueron Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, Ernesto Sabato, sólo por mencionar  algunos.

Este año desde el mismo día de la inauguración vimos un comienzo bastante tempestuoso.

Muchos pensarán, a las luces de lo ocurrido,que este año nos encontramos con una Feria atravesada por errores notorios, carencias y falencias en políticas culturales y educativas; con aristas que se sustentan en lo que la gente puede leer, escuchar o ver a diario en las noticias (cierre de Institutos de Formación Docente, nula inversión de los estados en la compra de libros de texto, importación indiscriminada de libros, altos índices de piratería en la industria editorial, baja en la producción y en la demanda de libros, altos impuestos a la industria nacional, etc.) denotaba un más que previsible inicio polémico. Otros sin embargo, argumentarán que el reclamo es válido, pero no así las formas. Sin duda no será la única, ni  la primera ni la última manifestación de descontento que se refleja en este evento de grandes magnitudes y de repercusión en diferentes partes del mundo, especialmente en el ámbito literario.

Si logramos dejar estos actos de lado por un momento, sin desconocer la inexorable realidad, podemos disfrutar de la Feria y tomarlo como un verdadero acto cultural y recreativo.

La muestra estructuralmente está dividida en ocho pabellones, discriminado por colores, lo que hace muy fácil la visualización del espacio del que participamos. Ellos son Azul, Verde, Amarillo, Rojo, Ocre y Blanco, el número nueve remite al Hall Central y el Pabellón Frers o Sala Jorge Luis Borges.

Es conveniente, si tenemos la posibilidad de visitar la Feria, sacar las entradas con anticipación (vía online) a fin de evitar largas colas (especialmente durante las horas de la tarde) y días más concurridos según el orador o disertante que se presente.

En el Pabellón Ocre se nuclean las diferentes instalaciones de productos expuestos por las provincias y allí se muestran las editoriales regionales y provinciales de todo el país. Además en este espacio podemos encontrar una de las novedades de la Feria como lo es el “Espacio de la Diversidad Sexual, Orgullo y Prejuicio”. Así este evento se convierte en uno de los primeros espacios en ofrecer la producción literaria, crítica y política de los colectivos de disidencia sexual.

En el Pabellón Azul se instalan los stands dedicados a los comics y el “manga”(palabra japonesa que designa a las historietas en general, con un estilo de dibujo y texto definido que componen un género literario específico) muy buscado por ser popular entre los niños y jóvenes.

En el Pabellón Verde se exhiben los libros de las editoriales grandes y las cadenas de librerías más conocidas.

El Pabellón Amarillo alberga los stands de las embajadas y comunidades específicas, así como la “Ciudad Invitada de Honor” que este año es Montevideo. Aquí se encuentran concentradas la mayor cantidad de salas donde se realizan los debates y actos culturales discriminados por día y horario.

El Pabellón Rojo cobija los recintos José Hernández y Jorge Luis Borges y en el Pabellón Blanco la Victoria Ocampo, Sarmiento y Adolfo Bioy Casares.

Los horarios son de lunes a jueves de 14:00 horas a 22:00 horas y los viernes de 14.00 horas a 23.00 horas, mientras que los días sábado es extendido de 13.00 horas a 23:00 horas y los domingos de 13.00 horas a 22:00 horas.No obstante, si no podemos concurrir físicamente lo podemos disfrutar de manera virtual y seguir las actividades a través de la página oficial de la Feria Internacional del Libro (www.el-libro.org.ar) donde además de señalar días y horarios de los eventos se detalla el nombre de los expositores, escritores y demás personalidades comprometidas en poner palabra y presencia (invitados nacionales e internacionales, cómo comprar tu entrada de manera eficientemente y en pocos pasos, cuándo, dónde y quiénes realizarán las firmas de ejemplares, reservas de visitas para contingentes, etc.)

Así pues, luego de una inauguración accidentada, enérgica y encendida acompañados de estos mínimos datos podremos disfrutar virtual o tangiblemente de este hecho cultural nacional y propio que trasciende las fronteras de nuestro país.

Siempre hay razones para leer y esto es como explorar, construirse un refugio en estos tiempos turbulentos, desafiando la curiosidad, conociendo lugares sin haber estado en ellos una sola vez en nuestras vidas, descubrir ideas y a experimentar el gozo de estos eventos culturales que duran poco y tardan otros 365 días en llegar nuevamente.Atrapemos novedades.

“Creo que parte de mi amor a la vida se lo debo a mi amor a los libros” (Adolfo Bioy Casares 1914-1999).  

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