Quizás la novela distópica “Un mundo feliz” sea la obra más conocida de Aldous Huxley (escritor y filósofo británico, Reino Unido 1894- Estados Unidos 1963). Fue publicada en el año 1932 y escrita en tan sólo cuatro meses.
En esta ocasión la lectura será más corta ya que “Los Claxton” es un cuento escrito por este mismo autor donde la perfección y las contradicciones familiares quedan totalmente expuestas.
La familia Claxton ha construido una fachada y debe sostenerla con esfuerzo y dedicación. Ese hogar de cristal acumula una delicada tensión, ello puede fragmentarla en cualquier momento del día. Gestos, silencios, ausencias, presencias y contradicciones.
Herbert y Martha levantan su palacio sobre cimientos precarios. Su fachada se nutre de orden, pureza, valores espirituales y una dieta vegetariana estricta. Sin embargo nada puede ocultarse para siempre, la naturaleza humana explota irremediablemente.
Sylvia es la hija, su obediencia a la disciplina familiar impuesta no es tal. Hay una grieta y ella se encarga de acentuarla a diario. Desafiar es la real aventura cotidiana.
No obstante los Claxton siguen tratando de llegar a la meta más elevada de sus aspiraciones: ser perfectos.
Ni el pobre gato Pussy se salvaba de las austeras dietas vegetarianas. Él también tenía un espíritu diferente escondido, casi cercano a un tigre.
En esa casita amorosa del campo inglés habitaba la neurosis.
Huxley con su literatura de anticipación y solemnemente satírica se adelantó al mundo que nos esperaba. Su tendencia futurista recorrió los caminos del cine en realidad virtual, el uso y el abuso de los medicamentos relacionados a las barreras emocionales, los bebés in vitro y los riesgos que nos traería la tecnología.
Aunque tampoco en su vida se ahorró opiniones relacionadas al uso de las drogas, la religión y la vida en democracia, las cuales no siempre lo rodearon de la simpatía de catedráticos y discípulos.
