Aurora Bertrana (Girona, España 1892- Berga, España 1974) decía: “Solo de pensar en un viaje, mi corazón se acelera y perdía el sueño”.
Ella fue una viajera-escritora o una escritora- viajera. En verdad una real aventurera desde el plano de la realidad o desde los sueños cuando asaltaba la biblioteca de su abuelo y soñaba con partir a una isla exótica.
Oceanía fue su hogar por más de tres años. Tahití la recibió entre los años 1926 y 1930, allí nació “Paraísos oceánicos”. Acopió sus experiencias en la Polinesia francesa desde la llegada en barco a Papeete. Esta obra con rasgos autobiográficos es fresca y suave como el clima que la hace disfrutar de su estadía, pero no se queda sólo en bellas descripciones sino que es una historia invadida por el espíritu maorí. Aunque al regresar a España, las responsables de editar el libro no se encontraban totalmente convencidas de publicarlo, ya que le adjudicaban al relato cierto grado de ingenuidad. Quizás eran tomadas sus obras con un carácter peyorativo debido a la razón que la llevó a la Polinesia. Cuenta la historia que llegó allí acompañando a su esposo, el cual era ingeniero y se le había encomendado que pusiera en marcha una central eléctrica en Tahití.
El discurso amable y acompasado de su literatura convierten la obra en una visión afectuosa de las vivencias ocurridas en este paraíso terrenal.
Bertrana aprovechó esos años para recorrer cada una de las islas del archipiélago, ello la remite a crear los diferentes capítulos de su libro. Estados Unidos y Japón se encargaron de convertir esas tierras exóticas en sórdidos escenarios de una cruenta guerra.
Aurora Bertrana no fue solamente escritora y viajera, casi por un mandato familiar estudió música llegando a ser una eximia violoncelista. Creó una banda de jazz sólo compuesta de mujeres, incursionó en el ámbito de la política. Se fue al exilio en la época de la postguerra, pero regresó a esperar su muerte en el año 1974. Sin duda vivió una vida en muchas vidas. Nunca regresó a los bellos lugares que la vieron disfrutar del sol y la mar. El franquismo y la muerte la encontraron en su España natal escribiendo hasta el fin.



