“Un artista del hambre” es un relato breve publicado por primera vez en el año 1922 en una revista, posteriormente junto a otros cuatro cuentos más conformó una de las tantas antologías escritas por Franz Kafka (Praga 1883 por aquel entonces formaba parte del Imperio astro- húngaro, Kiering, Austria 1924). En esta historia un hombre practica el ayuno por largos períodos de tiempo. Cree y sostiene que en ello se basa su particular arte. Sabe que su público lo apoya, pero supone que es un artista incomprendido, perseguido por el sistema. Así va desarrollando teorías creativas y una relación oscilante con la gente que concurre a ver el espectáculo. También existe un empresario el cual supervisa sus actos y restituye la inspiración del artista del hambre. Este se vuelve un ser vulnerable física y emocionalmente, ha llegado al extremo de la debilidad tanto que su cabeza parece “de plomo”.
El ayuno es el germen que da importancia ante la incomprensión de su gente. A pesar de su debilidad el artista se siente orgulloso de su original arte. Los carniceros que actuarán como guardianes del espectáculo, realizarán la verificación de su acto de extenuación. Quizás es otro modo de legitimar la función en conjunto con el público. Él necesita de atención constante y en ello se le irá la vida. Algunos dirán por lo bajo que hace trampa, otros verán con asombro como languidece y se irrita ante el aplauso. La mayoría finge que es un espectáculo inconcebible, otros que es hipnótico. Él parece controlarlo, pero por cuánto tiempo podrá hacerlo.
Una pantera termina tomando el lugar del artista luego de su fallecimiento. El público experimenta una honda fascinación producto de un acto que trae una propuesta totalmente diferente. Ahora el felino no es quien sufre, sino aquel que hace sufrir.
Kafka representa la decadencia del acto artístico. En un principio todo era novedad y entusiasmo, pero prontamente abandonará ese camino. Así llega a la apatía por la exhibición. Arte, entretenimiento, popularidad y codicia se entretejan.
Como en la mayoría de sus obras Kafka revela y retuerce ideas. Su obsesión y su perfeccionismo nos hicieron contemplar que la literatura era para él toda su vida. Retrató de manera única la frustración humana llegando con ello hasta el gris más profundo e intenso en la vida de sus personajes.



