Profesional de enseñanza primaria. Docente en contextos de encierro. Representante docente JCyD. Directora jubilada.

“El vaso de leche y otros cuentos” fue publicado originalmente en el año 1927. Es tenido en cuenta como una de las obras más importantes de Manuel Rojas Sepúlveda (Buenos Aires, Argentina 1896- Santiago de Chile, Chile 1973).

El cuento que da nombre a esta antología cuenta la historia de un joven (del cual no se sabe ni su nombre) al cual el hambre ataca con fuerza. Carece de todo, incluido el nombre, parece un fantasma sin identidad. Su trabajo de marinero no ha prosperado, en verdad lo han sacado del barco. Este despido violento le ha generado otra catarata de situaciones indeseables. No conoce a nadie en ese puerto, la escasez y el abandono lo han atrapado. “Y allí quedó como un fardo sin dirección ni destino sin conocer a nadie y sin un centavo en el bolsillo…”

Caminó las calles, pidió trabajo, pero en la tierra sus saberes eran casi inútiles, así vagó sin rumbo. Lo suyo era la vida en los barcos, estaba confundido. Sus superiores lo habían abandonado a su suerte. También es cierto que él había sido un polizón, aunque su escondite fue descubierto el día posterior a la zarpada. 

Después de tres largos días sin comer, la señora de un negocio le ofrece un vaso de leche. No lo conocía, pero el hambre y la desesperación se le notaban en la cara. La compasión lo emocionó. Su primer alimento, aunque líquido, en días. No pudo contener las lágrimas. Unas ricas vainillas pronto acompañarían el menú. Esa buena mujer le recordó los gestos maternales ya lejanos en su memoria. Hacía mucho tiempo que nadie lo cuidaba y lo abrigaba. Parece que había encontrado una chispa de humanidad. Él nada atesora, sólo algunos recuerdos deshilvanados.

Manuel Rojas describe una situación crítica del desarrollo de la modernidad en Sudamérica. Sus ojos observaban como se preparaba el terreno para el desembarco de la globalización. 

Tal vez Rojas coloca el amor propio en un lugar preferencial cuando ese muchacho hambriento se niega a comer los despojos que pretenden arrojarle desde la cubierta de un barco unos marineros que hablaban otra lengua. Ese parece ser el símbolo de su fracaso ante el intento de inserción en la sociedad.  Apenas procuraba sobrevivir ante las embestidas de la vida y el mundo del trabajo.

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