Licenciado en Estudios Orientales. Posgrado en Negocios y Comercio de Asia Pacífico e India. Política Internacional; extremismo religioso.

Pasaron los años, pasaron los nombres, o al menos algunos, pero el “Convenio Chino II” y la famosa planta de urea permanecían a la espera de una instancia judicial que diera por cerrado el tema. Así, casi 10 años después de las últimas noticias, llegó un anuncio sorpresa del gobernador Gustavo Melella, quién no solo informó la resolución del conflicto judicial, sino la vuelta de la inversión al tablero.

Con esto, TEQSA vuelve a ser parte del ciclo de noticias, esta vez estableciendo dos etapas para la inversión. La primera conllevará la construcción de una central termoeléctrica con dos generadores de turbinas. En una segunda instancia, se construirá una planta industrial que produciría 450.000 tn de amoníaco sintético y 800.000 toneladas de urea granulada. Esto implicaría una inversión un poco superior a los 800.000.000 de dólares de hace 15 años y unos 200 puestos de trabajo en Río Grande. No obstante, el sí final lo volverá a tener la Legislatura, que deberá aprobar o rechazar el acuerdo entre TEQSA y el Gobierno Provincial.

El dato más curioso de este “tira y afloje” con más de 15 años es la figura de Guillermo Aramburu. Allá por 2008 cuando comenzó este embrollo, Aramburu ostentaba el cargo de Ministro de Gobierno, Coordinación General y Justicia de la gestión de Ríos, siendo una de las figuras claves para empujar el acuerdo entre los de Shaanxi y la provincia. Ahora, el abogado está del otro lado del mostrador representando a TEQSA, dando los pasos finales para volver la planta de urea una realidad.

Otro que se encuentra atrapado en este “Día de la Marmota” de TEQSA, la urea y la Provincia es el Fiscal de Estado Virgilio Martínez de Sucre. Hace más de 15 años, el Fiscal presentaba reparos y objeciones con respecto a la falta de cláusulas para la rescisión del mismo. Ahora, el letrado habla de una forma de redacción “imprecisa”, buscando que “se establezcan plazos precisos, concretos y específicos para cada etapa”. Así también planteó la necesidad de un estudio técnico donde se determinen las compensaciones fiscales requeridas a fin de equilibrar las cuentas con aquel famoso adelanto de 30.000.000 USD que la empresa abonó a la gestión Ríos.

Desde el ámbito privado también se suman preocupaciones. El titular de la consultora Ecotono, Federico Rayes, hizo mención a ciertas ambigüedades, así como posibles cuellos de botella con respecto al acceso de agua y los valores que dicte el mercado para tanto el gas, materia prima, como para el producto final a la hora de hablar del convenio. Aunque no tan marcado como en su primera instancia, o en su segunda, la tercera parte del “Convenio Chino” sigue generando preocupación en la sociedad.

Está claro que de lograrse la inversión, la gestión Melella sumaría a su palmarés un logro histórico: donde Ríos fracasó y Bertone se rindió, el actual gobernador dio el golpe y en una época de vacas flacas para la industria fueguina, crearía nuevos puestos de trabajo que generan valor agregado. No obstante, hay ciertas inquietudes a ser saldadas, buscando evitar una nueva dilatación de una inversión necesaria que tenía fecha de comienzo de operaciones 2013, hace nada más y nada menos que 12 años.

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