Periodista de Tierra del Fuego.

El 12 de junio es un día que para mal o para bien, pasará a la historia de la Argentina. Luego de una compleja tarde donde manifestantes poblaron la Plaza de los dos Congresos, según el Gobierno organizando un Golpe de Estado y según la oposición siendo reprimidos por las fuerzas de seguridad, se llegó a la tan ansiada votación entrada la medianoche. El resultado fue 36 votos positivos y 36 votos negativos, quedando el desempate en manos de Villarruel quién aprobó la Ley.

La Ley Bases era sin lugar a dudas uno de los pilares para este plan refundacional de la Argentina que impulsó el presidente Javier Milei. Era el candado que frustró el Pacto de Mayo, y junto al DNU, viene a ser la herramienta liberalizadora de la economía según el oficialismo. Comenzó como un monstruo que superaba los 500 artículos de forma cómoda, y quedó reducida a la mitad luego de sendas modificaciones tanto por Diputados como por el Senado, que ya había anticipado que la votación general y la particular mostrarían las disidencias de la oposición más dialoguista.

Los momentos más tensos del día se vivieron durante la tarde, cuando el incendio de un móvil del medio Cadena 3 fue incendiado y las fuerzas de seguridad avanzaron sobre la calle y, también, sobre parte de los manifestantes. Más temprano la “ligaron” los diputados del Frente de Todos, entre los que se encontraba la representante fueguina Carolina Yutrovic junto a sus pares Andrea Freites y “Koky” Araujo, que recibieron gas pimienta en un forcejeo con la policía. Las imágenes de corridas, incendios y piedras volando por los aires recordaron a aquel 14 de diciembre de 2017: el de las “toneladas de piedras” y el “gordo del mortero” mientras la gestión de Mauricio Macri buscaba modificar la Reforma Provisional. Pasaron los años, pero la postal permanece: hay un problema de fondo a la hora de establecer el debate democrático, uno que ninguna ley, ni una tan masiva como la Bases, resuelve.

En lo que respecta a los votos, la polémica tampoco escapó a las y los senadores. El caso de Carmen Lucila Crexell, de la provincia de Neuquén, generó mucho ruido en la política desde el día previo a la votación, donde se “filtró” un pliego del oficialismo para brindarle la embajada de la UNESCO en París. El voto de Crexell era uno de los conflictivos y necesarios, por lo que buena parte de la oposición acusó de intercambio de favores entre la representante neuquina y los liberales. Otro caso aparte fueron los santacruceños José María Carambia y Natalia Gadano, que en un curioso video a modo de comunicado, anunciaron que no darían quórum sino que se realizaban modificaciones como la suba de retenciones mineras y el piso de Ganancias para los patagónicos, así como la discusión del tema de los jubilados previo a la Bases. Sin embargo, llegada la noche, bajaron al recinto y dieron su voto negativo, algo que la mayoría de los analistas preveían.

En lo que refiere a la provincia de Tierra del Fuego, los votos ya estaban cantados: Pablo Blanco votó a favor en lo particular, mientras que María Eugencia Duré y Cándida Cristina López optaron por la negativa en el final de la sesión. La senadora López, quién cumple la suplencia a la banca que fuese de Matías Rodríguez, tuvo su momento de fama en las exposiciones, donde trató al presidente Milei de “enfermo mental” durante un discurso cuanto menos duro hacia el oficialismo. Duré por su parte mantuvo la línea de su espacio político, resaltando que esta ley va en contra de los intereses de las y los argentinos. Asimismo, mostró el incidente sufrido por Yutrovic durante la tarde.

Blanco también tuvo su momento para explicar su parecer sobre la Ley Bases, haciendo memoria sobre lo que fue el funcionamiento del Senado durante la gestión anterior y el acceso a las facultades extraordinarias por parte de Alberto Fernández. Con sus aristas, como fue negarse a las privatizaciones de Aerolíneas Argentinas, Correo Argentino y Radio Nacional que fueron sacadas del proyecto, el senador radical justificó su acompañamiento en general. Ya entrada la tarde, volvió a tomar la palabra para aclarar que no aceptó una interrupción de Anabel Fernández Sagasti desconociendo la situación que acontencía en la calle, algo que Duré trajo a colación durante su alocución para echarle en cara no haber mencionado la situación de Yutrovic, quién tuvo que ser atendida luego de recibir gas pimienta.

Aunque sufrida y con muchas modificaciones, podemos decir que esta es la primera gran victoria de Javier Milei. Con minorías en diputados y senadores, unos nimios 37 diputados de 257 y 7 de 72 senadores, logró aprobar una mega ley que ninguno de sus antecesores siquiera soñó con impulsar. En 6 meses de gobierno los hechos, y las victorias, habían sido escasos por no decir nulos. Ahora, el presidente viajará al G7 con un nuevo músculo político que se jactó de nunca tener; en gran medida por la muñeca política de su nuevo jefe de Gabinete Guillermo Francos y un acompañamiento intenso del PRO.

Si bien la Ley todavía no está aprobada, tienen que votarse las modificaciones en Diputados, el camino está mucho más allanado. El punto de quiebre era el Senado, donde los votos no estaban y aparecieron. Milei ahora, comienza el proceso de contar con las herramientas para producir resultados, algo que la sociedad comenzará a exigirle en breve.

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