Periodista de Tierra del Fuego.

Para la mayoría de las y los argentinos, este sábado 25 de mayo resultó como fue planeado: un encuentro familiar atravesado por una comida típica, un día de descanso, o para los afortunados, el medio de unas mini vacaciones. Para el presidente Javier Milei, su primer fecha patria no fue la deseada. El economista anunció con bombos y platillos un pacto que no se firmó, atado a una ley que no se aprobó con un apoyo de los representantes de los ejecutivos provinciales que no parece estar tan explícito.

Toda gestión necesita una victoria. Lograr un objetivo propuesto a poco tiempo de asumir brinda oxígeno al gobierno, y permite extender entre la sociedad esos tan famosos días de la luna de miel. Este primer triunfo continúa haciéndose esquivo para el economista liberal, que con varios frentes abiertos en lo político y económico llegó a una Córdoba que no fue la fiesta que quizás él esperaba. En vez de presentarse con los 24 representantes regionales (los gobernadores y el jefe de Gobierno porteño), Milei solamente con un Llaryora de compromiso, recordemos que durante la Ley Bases fue considerado un traidor por el presidente, y un gabinete que atraviesa una crisis con rumores de posibles cambios en su jefe de Gabinete, Gustavo Posse, que hasta hace dos semanas era uno de los “intocables” junto a su hermana Karina Milei y el ministro del Interior Guillermo Francos.

En Córdoba el escenario fue, podríamos decir, decepcionante. La foto de unidad, casi refundacional, que esperaba el presidente no se dio. El recibimiento de la gente, en el distrito donde ganó por más del 70% en el ballotage estuvo lejos de ser abrumador. A ello, se le sumaron demostraciones opositoras que generaron tensión durante las primeras horas de la tarde, dando como resultado un 25 de mayo a años luz de las expectativas que el mismo presidente se había establecido. 

Así, Milei sigue sin sumar porotos en lo político: el DNU tuvo cuestionamientos judiciales, la Ley Bases no logra avanzar a ritmo deseado en el Senado y ahora en el escenario internacional se le suma un resquemor con el líder de España, que si bien es muy probable que quede en el territorio de lo anecdótico, no aporta nada. También en lo político, más cerca de lo ideológico, encontró reveses. Si bien continúa celebrando la magnitud del ajuste, debió retroceder en la cuestión de la medicina prepaga, donde tuvo que intervenir el mercado con el Estado; su ministro Caputo acordó congelar los aumentos de servicios ante el descontento por las nuevas tarifas para evitar roces durante el invierno y esta semana pasada el Merval, su fiel aliado, le marcó la cancha con algunas bajas en acciones, bonos y suba del Riesgo País. El campo, otro actor importante para el presidente, continúa como una incógnita en su validación a un dólar oficial ahora más alejado del blue, que también tuvo un sobresalto los últimos días.

El único terreno hasta el momento de victoria, y quizás el más impensado, fue la batalla cultural. El presidente ha aprendido rápido lo que muchos políticos tardan años en aprender, y con anuncios de poca trascendencia ha ganado mucha tracción en la agenda política y de los medios. Ya sean “los curros” destapados, donde expone a su principal enemigo la casta ante la comunidad, cambiando el nombre de un Centro Cultural como el CCK, o con un acto/show como fue su presentación musical en el Luna Park. Milei es un showman y el argentino y argentina parece comprar el personaje mayoritariamente, al menos por el momento.

Quizás más que derrotas, los traspiés de Milei son la consecuencia de hacer anuncios sin tener las garantías que sus ideas se volverán hechos. Pasamos de un Pacto de Mayo que daba por hecha la Ley Bases, a un Pacto que incluya su apoyo, a un anuncio de un Consejo de Mayo diseñado “para trabajar en los proyectos de ley que materializarán los principios adoptados en el acuerdo de Mayo”, que es lo mismo que decir nada. Raro que un minarquista, que busca la expresión mínima del Estado, impulse algo que es una definición de manual de burocracia estatal innecesaria.

Ahora ya sin la constricción temporal autoimpuesta, el presidente y su equipo más cercano volverá a pensar en generar los acuerdos y modificaciones necesarias para que la Ley Bases se vuelva una realidad. Elementos como Ganancias para la zona patagónica y el controversial RIGI son dos de los principales apuntados a ser modificados por el Senado, obligando a que el mega proyecto vuelva a Diputados antes de ser una realidad. Mientras tanto, otro reloj silencioso sigue corriendo, uno totalmente arbitrario y que nadie sabe en qué momento dará sus campanadas: la paciencia de la gente. Aunque aún con un apoyo popular, Milei no podrá comprar más tiempo sacando conejos de la galera o desviando la conversación, en algún momento, la culpa dejará de ser de Macri, de Alberto o de Cristina, para pasar a ser de Javier.

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