La evolución humana fue gradual y progresiva. Un largo camino hemos recorrido hasta llegar a ser Homo sapiens (Hombre sabio). Ellos son algo así como los humanos modernos, esos mismos que tuvieron como hogar el sur de África (actual Botsuana y en menor medida ocuparon el territorio de Namibia y Zimbabue). Pero mucho antes que nosotros existieron otras especies en la Prehistoria hermanadas por las características biológicas, físicas y conductuales. Unos permanecieron en los árboles y otros caminaron por la sabana. Este fue uno de los máximos actos adaptativos ir de pie, la bipedestación liberó los miembros superiores con el fin de manipular herramientas, además la visión elevada le dio otra perspectiva y el estrechamiento del canal de parto (de esta forma los nacimientos se darían más prematuramente).
Así el historiador Yuval Noah Harari, profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén y autor de varios libros exitosos, escribió entre ellos: “Sapiens: De animales a dioses” con el cual saltó a la fama en el año 2015. En un principio sólo fue editado en hebreo, pero posteriormente sería traducido a más de treinta idiomas.
La línea temporal de la historia trazada por Harari nos lleva por diferentes capítulos o niveles de la evolución de nuestra especie. En el inicio nos mostrábamos como “un animal sin importancia”, pero ya teníamos responsabilidad sobre el medio ambiente. Claro que de forma ínfima. Aunque hace solamente diez mil años el Homo Sapiens posee exclusividad en el planeta Tierra. Otros pasaron y expiraron (Homo Neanderthalensis, Erectus, Soloensis, Floresiensis, Denisova, Rudolfensis y Ergantes), nosotros formaron tribus y educamos a las crías. Cuando logró cazar presas grandes llegó a la cima de la cadena alimentaria.
Entre 800.000 a 300.000 años llegaba el fuego, el calor, la luz, la protección. Nacían así los alimentos cocidos.
Este ensayo de divulgación científica se afana en resumir a modo de cápsula la historia de la humanidad. Claro está que ese “hombre sabio” se esmera en dominar su propia especie y otras. La conquista se da a través de la “revolución cognitiva” utilizando como vehículo el lenguaje. Este es el secreto de su dominación. La cúspide lo esperaba. Esos relatos dieron origen a tribus, iglesias, ciudades, naciones, imperios, estados y cuanta acción cooperativa humana podamos imaginar en diferentes escalas. Así un “simio insignificante” se transfiguró en el “amo del planeta”.
Harari dice en “Sapiens: de animales a dioses”: “Es relativamente fácil ponerse de acuerdo en que sólo el Homo sapiens puede hablar sobre cosas que no existen realmente, y creerse seis cosas imposibles antes del desayuno. En cambio, nunca convenceremos a un mono para que nos de un plátano con la promesa de que después de morir tendrá un número ilimitado de bananas a su disposición en el cielo de los monos”.