Es verdad que desde niños nos acercan a los cuentos, ellos incluyen personajes de ensueño donde conquista y reina la fantasía. Poseen un valor recreativo y educativo sin igual. Cuando ya nos convertimos en adultos ellos pueden estar colmados de sabiduría, enseñanzas y reflexiones.
Flannery O`Connor (Georgia, Estados Unidos 1925-1964) lograba captar la magia de los cuentos en el aire. Este género breve parecía mostrar poco, pero sugería mucho. Muchas veces, como en diferentes ramas, menos es más.
Esta autora de cuentos del llamado “gótico sureño”, junto a William Faulkner y Carson Mc Cullers, apelaba a la violencia para sus historias donde habitaban seres desangelados; sin embargo, tras su muerte se encontró un diario de juventud donde confesaba su ferviente fe católica. Quizás por ello paseó el sarcasmo sobre todo tipo de rituales. Por un lado le rogaba, en su diario íntimo, literalmente a Dios con estas palabras: “Ayúdame, querido Dios, a ser buena escritora” y por otro con sorna declaraba que al sumergirse en el manantial del santuario de la Virgen de Lourdes (al cual se le atribuían propiedades curativas) decía que el mayor milagro era no contraer alguna enfermedad dado el estado repulsivo del agua. Nunca sabremos si ella misma o los poderes milagrosos del agua lograron curarle el lupus cuando ya se encontraba agonizante con tan solo treinta y tres años. Pero como nada es infalible, falleció a los treinta y nueve años a causa de esta enfermedad.
En “Cuentos completos “de Flannery O´Connor aparece tal vez su relato más famoso “Un hombre bueno es difícil de encontrar”. Allí presenta a Bailey, su esposa y sus tres hijos (June Star, John Wesley y “el bebé”). La abuela (la madre de Bailey) es la encargada de advertir a su “aparentemente único hijo”, Bailey que Misfit un criminal de peligrosa reputación anda suelto y se dirige a Florida. Ella cree que la familia no debe irse de vacaciones a ese lugar.
Aparecen en el relato temas tales como el crimen y el castigo y su aparente desproporción para con el famoso Misfit. Él es un manipulador, pero la abuela sabe manejarse muy bien en ese terreno pantanoso.
La sinceridad, el egoísmo, el amor, el odio, y la mentira tejen una telaraña entre el delincuente y la abuela.
Falsos profetas, seres extraños, criminales, culpables, inocentes, mentirosos, ancianos crueles, personas perversas se pisotean y revuelcan en el barro “del mal”.
Los cuentos de O`Connor fueron traducidos recientemente (en el año 2005) a nuestro idioma. Ella fue una gran cuentista, quizás poco conocida en el mundo. Nos falta mucho aún para poder comprender su literatura y los enigmas que esconden sus cuentos, especialmente en cada uno de sus personajes.