La literatura de Martin Amis (Oxford, Reino Unido 1949- Florida, Estados Unidos 2023) fue parte de la generación de la década del 70 en el Reino Unido. Como una ola imparable arrasaban a su paso escritores como Ian Mc Ewan (Aldershot, Reino Unido 1948). Eran algo así como los chicos terribles de la literatura que abandonaban el acto de ser políticamente correctos. Temas inconfesables dejaban de lado los tabúes propios de una sociedad que había transitado un camino conservador y ahora ellos serían los encargados de hablar (o mejor dicho de escribir) de drogas, sexo y violencia.
Es verdad que las transformaciones comunicacionales, sociales y culturales se encontraban en franca expansión. Estos aspectos quizás fueron el terreno fértil de una literatura atrevida. Muchos críticos mostraban un profundo recelo a la hora de analizar el tópico de sus novelas. Creían que estos temas eran elegidos innecesariamente. Los predilectos de Amis eran la realeza, el incesto, la pornografía, la religión, el machismo y la prensa amarillista.
”Tren nocturno” (publicada en el año 1997) nace como un policial, pero las conversaciones siempre fueron la especialidad de Amis, quizás por ello está repleto de frases que reflexionan sobre el suicidio a modo de un ensayo sin dejar de lado el formato de novela. La detective Mike Hoolihan arrastra una historia de institucionalización desde pequeña, distintos tipos de abusos la llevaron a ser una “responsabilidad del Estado”. Ella trata de devolverle a la sociedad con gratitud su profesión, ahora es detective.
Esta narradora- personaje iniciará sus investigaciones ante “el suicidio” de Jennifer Rockwell. Ella es la bella hija de veintisiete años del jefe de Mike, una científica del área de astrofísica la cual vivía con Trader Faulkner, profesor de filosofía. La felicidad de la pareja se había terminado con tres tiros en la cabeza de Jennifer. Allí estaba, muerta y semidesnuda, sentada en una silla de su propia habitación.
Mike y Jennifer, dos mujeres con vidas muy diferentes, una amada por sus padres, la otra abandonada a su suerte y abusada, una apreciaba la vida, la otra trataba de controlar su adicción al alcohol porque su hígado no resistiría un solo exceso más.
¿Crimen o suicidio? ¿Una mujer o dos?
Una mujer detective con nombre de hombre, así era Amis realmente singular a la hora de escribir. Su literatura era sinónimo de libertad, en ella no existían los límites.
“El suicidio es un tren nocturno, un tren que te lleva velozmente a la oscuridad. No podrías llegar tan rápido de otra forma, o por medios naturales. Compras el billete y subes a bordo…” (“Tren nocturno” de Martin Amis).
A sus alumnos de la Universidad de Manchester siempre les recomendaba que si algo “… estaba contaminado por lo trillado. Recorta, aprende y adapta”. Algo así como una poda literaria en el terreno de nuestro propio texto.