Profesional de enseñanza primaria. Docente en contextos de encierro. Representante docente JCyD. Directora jubilada.

El arte encontrado en las cavernas se conoce como arte rupestre y comprende aquellas imágenes que han sido grabadas o pintadas sobre las superficies rocosas. El término “rupestre” procede del latín rupes (roca).

Piedras, cuevas y paredes, han sido el tapiz donde el hombre primitivo representó animales, plantas, escenas de cacería. Aquí su destreza y pensamiento se pusieron de manifiesto antes que la escritura. Los hallazgos más antiguos (ente 36.000 y 13.000 años) fueron realizados en las cuevas de Altamira (España) de la zona de Cantabria. Pero en nuestro país hay lugares muy destacados como la Cueva de las Manos (la cual tiene cerca de 10.000 años de antigüedad, aunque existen vestigios que demuestran la existencia de vida humana desde unos 14.000 años a C.) en la provincia de Santa Cruz; Cerro Colorado en Córdoba, La Tunita y La Candelaria en Catamarca e Inti Huasi en San Luis entre otras.

Podríamos preguntarnos entonces ¿por qué pintar, dibujar o grabar se convirtió en una representación artística del hombre prehistórico? 

En verdad algunas teorías dicen que fue sólo por el placer de hacerlo, el famoso “arte por el arte”, pero otros historiadores abonan la corriente que la magia de la caza era lo que se perseguía. Ello sostenido en la representación constante y repetida de animales como bisontes, renos y caballos con cierta homogeneidad simbólica ensartados por flechas. El efecto mágico de ese dibujo, se cree que anticipaba las acciones del humano prehistórico y le traería buenos resultados según el mayor o menor apoyo de las fuerzas sobrenaturales. Aunque muchos no lo creen posible ya que en las excavaciones que se realizaron cercanas a las cuevas donde estaban estas pinturas rupestres no se encontraron vestigios de restos arqueológicos de estos animales. ¿Podría ser posible que fueran consumidos en otros lugares? Así aparece una presunción dentro de otra.

En el libro “Los pintores de las cavernas. El misterio de los primeros artistas” de Gregory Curtis (Texas, Estados Unidos 1944) describe el arte prehistórico de las cuevas de Lascaux en Francia y de Altamira en España. En modo alguno recopila solo el trabajo de los historiadores del arte, antropólogos y arqueólogos que estudiaron las representaciones de estos artistas anónimos. No se trata de un libro estrictamente científico, sino del camino que efectuó el Homo Sapiens desde África a Europa hasta que decidió plasmar su arte en las cuevas. Ello fue tal vez el acto con el cual daba el visto bueno a la idea que no era un ser igual a las otras especies, para bien o para mal.

Carlos Fuentes (Panamá 1928- México 2012) en su obra “Terra Nostra” diría: “Increíble el primer animal que soñó con otro animal”.

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