Profesional de enseñanza primaria. Docente en contextos de encierro. Representante docente JCyD. Directora jubilada.

Cuando el mundo nacía, sus pueblos buscaron en los mitos la forma de otorgar sentido y explicar los sucesos (que luego serían) científicos. Así nacía la mitología, con ella también se gestaba el poder que otorga lo sagrado.

El hombre común buscaba seres poderosos que eran del orden de lo sobrenatural y podían manejar las fuerzas de la naturaleza, aunque todas esas divinidades eran conquistadas en buena parte por características humanas. Experimentaban emociones, celos, amor, odio. Muchos venían y actuaban en la Tierra, el Olimpo era su casa y otro lugar era el mar. Estaban acompañados por dioses (claro que los dioses griegos eran los más humanos de la historia de la mitología si los comparamos con los romanos, fenicios y nórdicos) y monstruos marinos.

Talasa era la diosa de la superficie marina y Ponto era el dios primogénito del panteón griego asociado al mar. Claro que Poseidón es el más conocido, pero Ponto reinó con anterioridad. Su nombre significa mar y este era una especie de modelo en formato persona del Mar Mediterráneo, además era también padre de los peces. Talasa (cuyo nombre también significa mar) se encargaba del control sobre los monstruos marinos. Ambos formaban parte del linaje de los dioses de la mitología griega antigua.

Ponto era un estratega que actuaba como un verdadero “maestro de la corriente”, ellas eran las encargadas de renovar o destruir la vida. Así se balanceaban entre la creación y la muerte. El caos que vomitaba tempestades o el orden que tejía una cadena de acciones favorables donde prosperaba la flora y la fauna marina. El Universo del mar de la Grecia Antigua estaba en manos de ambos. Aunque todo podía cambiar de prisa, como cambia el océano.

Hémera y Éter procrearon y de su unión nació Talasa, el alma femenina del mar. Ponto representaba la parte masculina, en verdad era el viejo dios del mar preolímpico. Era hijo de Gea, la Tierra, la cual lo engendró por si misma, por lo cual no tenía padre. Aunque algunos estudiosos de la mitología griega afirman que en verdad su padre era Éter, el aire, el cual parece que jugaba a dos puntas y Talasa y Pontos eran medio hermanos.

La mitología sigue hoy más viva que nunca y ha sido recreada de diversas formas por diferentes escritores así como lo explica Ana María Shua (escritora argentina nacida en Buenos Aires el 22 de abril del año 1951) en su libro “Dioses y héroes de la mitología griega”. En ¿Otra vez los mitos griegos?, escribe: 

”… Porque seguimos hablando de ellos, porque los tenemos incorporados al idioma (¿acaso a un hombre forzudo no se lo llama un Hércules?, ¿acaso las palabras Eros o Venus no siguen evocando al mor y el deseo?), porque son la fuente de la que seguimos nutriéndonos los escritores, los guionistas de cine, los inventores de historias del mundo entero…”

En pocas palabras: gracias Grecia por la creatividad infinita.

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