“El Cantar de los Nibelungos” recrea la gesta germánica, su autor es anónimo y está compuesto por dos mil cuatrocientas estrofas. Se cree que fue escrito alrededor de los años 1200 al 1205. Hay reseñas históricas y geográficas que así lo acreditan. Cuenta las hazañas de Sigfrido, guerrero noble de sangre real, cazador de dragones. Muchas doncellas se lo disputaban, pero Crimilda era la reina de su profundo amor.
Gunther era el hermano de Crimilda y Brunilda, la extraña y brutal reina de Islandia, esposa también de Gunther. Hasta aquí parece que estarían formadas dos bellas parejas, pero no todo es tan perfecto ni en los cantares. Parece que las cuñadas no se llevaban nada bien y no se tirarían sólo con comentarios horribles como dardos envenenados, la cosa se pondría peor; un baño de sangre caería sobre el pueblo. Ni Sigfrido sobrevivirá a tanta crueldad, mucho menos el preciado tesoro de los nibelungos.
En verdad este relato está inventado por los juglares, posteriormente la oralidad daría paso al texto escrito. Aunque hay diversas versiones del “Cantar de los Nibelungos”. Estas diferencias están basadas en los detalles, ya que los hechos históricos en general han sido respetados. Es sabido que la mayoría de estos sucesos ocurrieron allá por el siglo V y fueron transmitidas solo de forma oral por más de ochocientos años.
Cuando el Cantar describe a los Nibelungos y su enorme tesoro, ese oro desencadena una terrible maldición. Sigfrido seguirá tomando baños de sangre de dragón, pero ello no tendrá los efectos deseados.
Este Cantar reúne diferentes versiones de los viejos mitos y las leyendas de tradición escandinava. Si fuera necesario generalizar el texto, este puede dividirse en dos partes, la primera cuenta el crecimiento, gloria y caída de Sigfrido y la segunda describe en detalle la trama de la venganza que planifica Crimilda.
En este relato fantástico se entrelazan las acciones donde participan tanto personajes ficticios como sucesos históricos reales y aventuras inverosímiles. Muchas veces las sensaciones y sentimientos desencadenan los hechos atados a la ira, la envidia, el deseo y el amor. Aunque los caballeros siempre eran perfectos, aguerridos, bellos como Sigfrido:”…Enfrentar las adversidades y morir siendo un valiente caballero antes que esconderse y huir como cobarde…” (El Cantar de los Nibelungos).
Pero esta historia no se trata sólo de amor y odio, sino que las fuerzas de la naturaleza actúan con poder en ella y los problemas de familia que pelean por “un tesoro” lo arrastran al terreno de un clásico de la literatura.
Así la épica heroica desata una serie de sucesos que muestran el esplendor de la tradición oral y cómo se gestó un poema escrito. Su vínculo con la historia nos acerca a un relato glorioso y venerable apoyado en la memoria colectiva, ya que la gran mayoría de los pueblos eran iletrados. La mente se adapta y los relatos acompañan esta adecuación.