Karen Blixen (Dinamarca 1885-1962) vivió en África entre los años de 1913 y 1931. El resto de su vida transcurrió en Rungstedlund, el lugar donde nació y murió. Amaba las letras, pero su otra gran debilidad eran los ornamentos florales, así daba vida a cada rincón de su casa. Ellas también atenuaron la pesada atmósfera que caracterizaba sus obras. Su nombre verdadero era Karen Christentze Divesen aunque firmó sus libros con varios seudónimos por ejemplo: Isak Divesen, pero al contraer matrimonio con el noble sueco Bror Fredrik von Bliden- Finecke, adoptó el nombre de Karen Bliden o baronesa Blixen. Ya que el matrimonio era un espanto algo debía sacar de él y tal vez ostentar un título nobiliario sería todo un éxito.
“Memorias de África” (publicado en el año 1937) esta novela autobiográfica inicia con la frase “Yo tenía una granja en África, a los pies de las colinas de Nyong…”, en verdad Karen no tenía ninguna granja, ella pertenecía a la empresa Karen Coffee Company, la cual había sido creada por su familia con el fin de palear la gran cantidad de gastos que representaba la lujosa y excéntrica vida de esta joven. Así el negocio del café daba inicio cerca de Nairobi en Kenia.
Luego sería adaptada al cine y se conocería como “África mía” (protagonizada por Meryl Streep y Robert Redford).
El regreso de Karen a Dinamarca estuvo marcado por la sífilis, su esposo Bror la había contagiado. Pronto conoció a un cazador británico llamado Denys Finch Halton y nació el amor. La granja pasó oficialmente a sus manos luego del divorcio. Halton ya formaba parte de su vida hasta que un accidente con su avioneta terminó en un trágico desenlace. Casi en simultáneo el negoció quebró y Karen regresó a Dinamarca para nunca más volver. Aunque reconoció que los años vividos en África fueron los mejores de su vida. Allí vivió el desamor y la enfermedad, pero también conoció al amor de su vida.
Aunque su carrera literaria se inicia con “Siete cuentos góticos” (1934). Este primer aporte recrea un laberinto de historias que transporta al lector por un itinerario a veces desconcertante.
Si bien se la conoce popularmente por su novela de memorias autobiográfica “Memorias de África”, Karen fue esencialmente escritora de cuentos. Se cree que más de cuarenta, aunque no fueron publicados en su totalidad. Ella se encargó de reunirlos en varias colecciones: “Siete cuentos góticos”, “Cuentos de invierno”, “Anécdotas del destino”, “Últimos cuentos”, etc.
Muchos de sus relatos se teñían de un clima moralizador, otros sin embargo solo contenían el acto del “decir para distraer”, apropiándose del desarrollo de las acciones, muchas veces dentro del terreno de lo sobrenatural.
Además aparecían en ellos escenas de la vida cotidiana, en ocasiones cargadas de humor, en otras la sencillez o la elegancia, la humildad o la altanería, el lenguaje llano y fluido que se hablaba en las calles o el refinamiento de la tertulia que acompañaba la ceremonia puntual del té.
Karen creía que la vida era aventura, lujo, extravagancia, pasión y locura. Así escribía:”…la civilización es aburrimiento…” Cuando ya nada la ataba a la granja y había perdido gran cantidad de dinero en ese proyecto inviable, regresó a Dinamarca y se refugió en la escritura. Tal vez su vida fue menos romántica de lo que ella narró en su libro más conocido. No obstante fue candidata al Premio Nobel de Literatura en dos oportunidades.
Creó historias que eran como una mamushka, un relato cabía perfectamente dentro de otro.