Joseph Needham no fue un escritor convencional. Su formación pasaba por la historia, la sinología (refiere al estudio específicamente del mundo chino, su idioma, su cultura y su literatura), pero además fue un reconocido bioquímico. Su obra cumbre fue “Ciencia y civilización en China” (1954-1995) constituida por diecisiete volúmenes.
Este londinense comenzó a interesarse en China allá por el año 1937 cuando tres estudiantes de esa nacionalidad llegaron a la Universidad de Cambridge de la cual él era profesor. Así consiguió aprender algo de su idioma y pronto la curiosidad invadió su espíritu inquieto. Ya en el año 1942 apostó a la sinología y descubrió la historia oculta de la ciencia en China. Así su libro contiene artículos sobre la historia del acero, la imprenta de tipos intercambiables, las armas de fuego, el reloj astronómico, la acupuntura y muchos más.
Needham no tenía la actitud europea típica, anterior a la Segunda Guerra Mundial de basar sus pensamientos en el eje eurocentrista. Él reconocía que tanto directa como indirectamente otros pueblos (sobre todo Oriente) habían realizado un aporte a la ciencia y la civilización sin el reconocimiento que se merecían.
En 1961, en la Universidad de Oxford, mientras desarrollaba un Congreso sobre la historia de la Ciencia, Needham dejó clara su posición diciendo: “Deshagámonos de esta clase de soberbia intelectual y no volvamos a considerarnos la raza ilustrada por todo lo que hemos producido. Enorgullezcámonos de que la ciencia moderna nació en Europa, pero no tomemos esto por patente eterna. Porque nació en la era de Galileo, la ciencia moderna es la diosa ilustrada de la humanidad entera, sin división en razas, colores, creencias ni territorios. Es un movimiento para la ilustración de la humanidad entera. Cualquiera puede cumplir sus requisitos y cualquiera puede participar. ¡Es la ciencia moderna de toda la humanidad! ¡No es ciencia occidental!”
Así pensaba que el género humano era parte constitutiva de una “gran familia”. Esta idea, la cual pregonó por décadas, daba pelea ante los intelectuales de Cambridge más conservadores, pero también ante los sinólogos clásicos (persona que se dedica al estudio del mundo chino, específicamente, su idioma, su literatura y su cultura).
Su obra siempre puso el acento en el respeto entre las civilizaciones como parte constituyente de la sociedad.
El mundo Occidental moderno hace uso hoy de infinidad de descubrimientos de la cultura china. Muchos de ellos se continúan aplicando hasta nuestros días con escasas modificaciones. Algunos fueron perfeccionados por esta cultura milenaria y otros fueron desarrollados íntegramente por ella. Entre ellos se encuentra el papel (s. II a C.), el alcohol (7000-6600 a C.), la pólvora (618-907), los cepillos de dientes (1368-1644), los barriletes (s. V), la moneda papel (s. VII), la brújula (206 a C.- 220 d C. Dinastía Han) y muchos más.
Gracias a las investigaciones que se han realizado de este pueblo, hoy podemos tener una idea precisa de su colosal inventiva.
Needham creía que para poder valorar la ciencia moderna era necesario conocer a fondo la historia de la ciencia y sus enfoques.
Aún hoy continúa funcionando el Instituto Needham de Investigación, del cual fue Director hasta su muerte en Cambridge el 24 de marzo de 1995.