Profesional de enseñanza primaria. Docente en contextos de encierro. Representante docente JCyD. Directora jubilada.

Cenicienta o Cinderella forma parte de las historias más populares del mundo. De la mano de Disney, allá por el año 1950 se ve a una adorable chica con zapatos de cristal convertirse en princesa de un reino, luego de conquistar, como no puede ser de otra forma por medio de un certero y fulminante flechazo, al príncipe. Pero esta historia que pasó por las plumas de los hermanos Grimm y Charles Perrault también convocó a los ratones, siete para ser más exactos, esos mismos que se convierten en caballos y el conductor de la carroza respectivamente. En verdad se cree que ellos fueron agregados al relato y aparecieron por primera vez en la película de Disney.

Jaq es el líder, Gus es el ratón fortachón que ama el queso, Mary es la bella ratoncita novia de Jaq, Susy hace magia con las agujas y por lo tanto es la creadora del vestido de Cenicienta, Mert y Bert son los ratones gemelos y Luke es el más pequeño, un flacuchín. Ellos en verdad aman a Cenicienta, la cual los ha rescatado de las mismísimas garras de Lucifer (el gato caprichoso y ruin de la madrastra de Cenicienta llamada Lady Tremaine). Un grupo más que famoso que ha dado la vuelta al mundo partiendo del castillo de Disney.

Agatha Christie (1890-1976, Reino Unido) escribió el cuento “Tres ratones ciegos” (1952) basado en la letra de una canción infantil inglesa.  Allí Molly y Giles Davies son los dueños de una casa que hospeda personas un tanto extrañas. Esos inquilinos van llegando parsimoniosamente, hasta que en una fría noche uno de ellos es encontrado muerto. Todos parecen culpables, pero ¿todos son realmente culpables?

En “El Congreso de los ratones” de Félix María Samaniego (España 1745- 1801) vemos una fábula corta con una moraleja que nos dice: “que las ideas son solo eso, si no se llevan a la práctica”. El Congreso se reunió, osadas acciones nacieron y se pusieron a consideración, pero “¿quién será el valiente que ponga el cascabel al gato?”

“El cascanueces y el rey de los ratones” de Ernst Theodor Amadeus Hoffmann (Alemania 1776- 1822) es más popularmente conocido por ser el inspirador del famoso ballet de Tchaikovsky. Esta historia cuenta como en Nochebuena, cerca del árbol, Fritz y Clara se ven fascinados por los regalos, pero un castillo de juguete será la verdadera estrella de la noche. Clara se enamorará del Cascanueces, un bello personaje que cobrará vida e integrará la defensa del castillo a manos del ejército de los ratones. Ella se encoje, quiere ayudar, así que lanza su zapatilla al rey Ratón, cuando lo mata el Cascanueces se convierte en un príncipe y lleva a Clara a la Tierra de la Nieve. Pero todo terminará siendo un sueño de Navidad.

Así podríamos seguir con las asambleas de ratones, la literatura contiene cuentos, fábulas y novelas que los incluyen. Las acciones conjuntas del hombre y los roedores los han convertido en personajes – ayudantes famosos. Desde el Siglo V, Esopo los ha incorporado, muchas de sus fábulas fueron posteriormente re escritas por La Fontaine (Francia 1621- 1695). Así “El ratón del campo y el ratón de la ciudad”, “El ratón y la rana”, “El león y el ratón” llegan a nuestra memoria unidos a sus enseñanzas.

Estos simpáticos roedores para algunos, detestables y combatidos para otros siguen uniéndose para sortear contratiempos y cooperar con la vida de los personajes de ficción.

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