Profesional de enseñanza primaria. Docente en contextos de encierro. Representante docente JCyD. Directora jubilada.

Henry James fue un niño bien de la alta clase social americana, aunque se educó en Europa bajo los deseos de compartir culturas que tenía su padre.

Nueva York, París y Londres fueron testigos estridentes de su pluma.

Nació en Nueva York en 1843, pero falleció siendo ciudadano británico en el año 1916, en una clara protesta por la falta de intervención de su país de origen en la Primera Guerra Mundial a favor de los aliados.

“Otra vuelta de tuerca” ya nos guía desde su título hacia situaciones que apuntan a contornear siluetas novedosas, a profundizar de manera única los temas ordinarios y no tanto.

Muertos y vivos, leyendas increíbles y relatos antiguos donde los espíritus y las ánimas deambulan por terrenos familiares.

Esta novela de terror (psicológico y fantástico) se abre ante la literatura inquietante, durante una cena navideña, donde se recrean historias de fantasmas.

Una institutriz (sin nombre durante toda la novela) es elegida para cuidar de dos niños (Flora y Miles) en una antigua mansión. Sus dos educadores anteriores (Jessel y Peter Quint) han dejado afectados a los chicos. Han fundado una relación maldita. La muerte de Jessel no ha sido fácil de superar y las apariciones fantasmales ocurren con frecuencia. Grose, la ama de llaves de la mansión, revelará la identidad de las ánimas.

El contrato de la nueva institutriz lleva una cláusula inamovible, ella nunca molestará al tío y tutor de Flora y Miles con episodios que lo aparten de su estado de calma. Solo contará con la ayuda de los criados y el ama de llaves, por ello este trabajo no entusiasmó a ninguna postulante antes. Insólita condición de contrato.

Henry James crea así su mejor y mas conocida obra (desde su propio punto de vista).

Así crece una novela corta o un cuento largo de fantasmas sin fantasmas. Algunos creen que esta obra solo deja aparecer las ánimas en la sinuosa muerte de la institutriz, otros en cambio contemplan el hecho de manera totalmente contraria. Hay fantasmas y estas apariciones de espectros son manifiestas e indudables.

De lo que sí tenemos certezas es que Henry James necesitó de ciertas sutilezas con el fin de realizar una fuerte crítica a la sociedad victoriana inglesa, donde los tabúes y la falsedad siempre cerraban los asuntos sociales con algún doblez sigiloso.

Aunque la inspiración para iniciar esta obra nació de una historia de fantasmas “que el arzobispo de Canterbury me contó en Addington (la noche del jueves 10); un mero vocero vago, general, impreciso, puesto que no otra cosa le había referido (de modo harto malo e imperfecto) una dama que no poseía el arte de narrar ni claridad alguna”. (Fragmento del cuaderno de notas de Henry James).

Así da rienda suelta a una historia que parece ser una caja china donde las posibilidades que todo pueda pasar se relacionan proporcionalmente al tiempo que transcurre por medio de las palabras. A cada afirmación le sigue una denegación y a cada certeza un episodio de vacilación.

Infinitamente la tuerca gira.

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