La idea de un campus universitario en la provincia de Tierra del Fuego es un anhelo de muchos años. Todo fueguino que debió salir de la provincia en busca de educación universitaria o aquel que por distintas razones se quedó, coinciden en lo mismo: tendría que haber una alternativa local. La UNTDF fue creada con dicho propósito. La creación de universidad públicas durante el gobierno de Cristina Kirchner, facilitó el acceso al nivel educativo no sólo en las zonas vulnerables de nuestro país, sino en las más aisladas geográficamente. Una vez instalada, otro problema surgió: el espacio. Desde 1993 quedaba pendiente un convenio entre CONICET, la Universidad San Juan Bosco y la Armada Argentina, que brindaba un espacio en la calle Yrigoyen de la ciudad de Ushuaia. Los años pasaron, incluida la creación de la UNTDF y recién el año pasado se pudo avanzar en el traspaso del terreno.
En noviembre de 2019, en su gestión como Diputado Nacional, el actual senador Matías Rodriguez elevó un proyecto para resolver la situación de la Universidad Tierra del Fuego. Con media sanción en la cámara alta, el proyecto no se pudo tratar hasta ayer. Ahora en el rol de senador, Rodriguez se dio el “gusto” de votar por la afirmativa en su proyecto, que contó con un fuerte apoyo de buena parte de la comunidad política fueguina.
¿De qué sirve que la UNTDF tenga el traspaso del terreno? Le permite empezar el desarrollo de un campus físico en la ciudad de Ushuaia. Más espacio implica más infraestructura y un espacio de mejor calidad para el desempeño académico de los alumnos. La universidad recién tiene poco más de una década desde creada, pero llegó para cubrir una muy necesaria demanda de la sociedad. La oferta educativa previa a la UNTDF era limitada y casi exclusiva del sector universitario privado. Los jóvenes que terminaban el secundario se veían con dos opciones: emigrar al norte o quedarse, ya sea para estudiar en base a las carreras disponibles o pasar directamente al mercado laboral. De los que se iban, hay un porcentaje que no podía conllevar el desarraigo y se volvía en los primeros años y otros tantos que terminaba sus estudios y ya se encontraban instalados en una nueva ciudad.
Esa “fuga” de jóvenes, y posterior falta de profesionales, altera el mercado laboral provincial y deriva en una falta de de aprovechamiento de los recursos humanos disponibles. Más educación deriva en más desarrollo humano, mejor productividad y un avance productivo. Nuevos profesionales traen nuevas técnicas, recursos y herramientas que derivan en proyectos distintos. Puede ser un producto o servicio nuevo, o volver más eficiente un proceso productivo. Si la UNTDF cuenta con los espacios para instalar laboratorios o talleres, nuevas aulas para expandir las carreras disponibles o simplemente espacios para que los alumnos estudien, como una biblioteca, esa centralización de los recursos genera un círculo virtuoso que nutre tanto a alumnos como profesores. Esa universidad pública con mayores herramientas para acompañar a los futuros profesionales no solo saca una carga de costos de los padres que enviaban a sus hijos a ciudades como Córdoba, Rosario o Buenos Aires, sino que introduce un recurso humano capacitado a la maquinaria productiva provincial.
Un reclamo de más de 30 años, cuando comenzaba a ser una idea jerarquizar la educación universitaria por fuera de los grandes centros de población hoy avanza otro paso más en la dirección del federalismo. No fue fácil y llevó su tiempo, un poco por las dificultades que atravesaron la provincia y el país, más los cambios políticos que cambiaron el foco en este tipo de políticas.
El impacto no será inmediato ni mucho menos; aceitar los mecanismos de una institución universitaria lleva tiempo y en general, recibe una fuerte retroalimentación de sus egresados. Ya sea porque se siguen capacitando y luego ejercen como docentes, o por las investigaciones o proyectos que realizan. Lo positivo, es que ahora contarán con un espacio propio para el desarrollo de estas tareas.