George Sand fue el seudónimo con el que escribió la autora francesa Amantine Lucile Aurore Dupin (1804- 1876). Esta elección no fue preferida por casualidad, sino que se adaptaba a las corrientes de la época, George Sand era un nombre bien masculino y era inglés.
Sus grandes amores fueron distinguidos caballeros, uno de ellos fue el novelista Alfred Musset (un clásico autor del romanticismo francés) y el otro fue Fréderic Chopin (el célebre compositor polaco). Ambos eran seis años mas jóvenes que ella (los dos habían nacido en 1810) cosa que no era muy bien vista en aquella época.
Sin embargo ella también realizó otro acto infrecuente en esos tiempos, los abandonó a ambos. Por si fuera poco escandalizaba a todos vistiendo pantalones, fumando en público e insertándose en el mundo de la política. Así las cosas con esta chica.
Es verdad que el hecho de pertenecer a una familia acunada en la nobleza, le otorgó ciertos privilegios y le permitió plantarse con hidalguía ante las desigualdades de la época.
Aurora era sensata a la hora de admitir las injusticias que tenían encadenadas a las mujeres de su tiempo, por ello expresaba que a veces sentía la humillación social de serlo y admitía que otras mujeres “no cuentan ni en el orden social ni en el orden moral”.
Su lucha fue denodada en lo que respecta a discutir y deliberar sobre conductas de sometimiento.
Pregonaba el derecho a la libertad en las relaciones sexuales, sin relacionarlo directamente con la institución del matrimonio.
Consideraba que la mujer era un ser igual al hombre y como tal proclamaba su derecho a la felicidad y la realización, acotaba: “…el amor les trata (a las mujeres) como cortesanas; la amistad conyugal como sirvientas”.
A pesar de esto, confiaba en que aires de cambio podrían instalarse en la sociedad (a la que definía como “mezquina y sin principios”) de la mano de la educación en igual proporción para mujeres y hombres.
En 1831 comenzó a escribir para el diario “Le Figaro” y en 1848 para “La République”.
Pero quizás sus obras mas conocidas sean “Un invierno en Mallorca” (1842), “Consuelo” (1843) y “La pequeña Fadette” (1849).
Sus obras estuvieron repletas de consideraciones políticas y sociales, ya que entró al camino del socialismo de la mano de otro amor como lo fue Pierre Leroux (varios años mayor que ella y el primero en utilizar el término “socialismo”).
Sus casi sesenta novelas y cincuenta relatos, cuentos, novelas cortas, textos para teatro, su autobiografía y cartas apoyando las políticas revolucionarias de Francia llenaron de contenido la literatura de su pueblo.
Vivió un período marcado por el amor a la naturaleza y la sensibilidad. Dejó de lado pensamientos individualistas y se apoyó en el bien colectivo.
Como si fuera poco, sus obras también proyectaban un claro contenido humanístico y relativo a la vida espiritual, pero mas tarde torció su destino literario hacia novelas que describían la vida rural, las costumbres y los amores en esos paisajes lejanos.
Quizás su obra pueda resultar discutible, pero jamás desestimada.
“No podemos arrancar una página del libro de nuestra vida, pero podemos tirar todo el libro al fuego” (George Sand – Aurore- 1804-1876).