Profesional de enseñanza primaria. Docente en contextos de encierro. Representante docente JCyD. Directora jubilada.

Sin duda la literatura infantil es considerada como una modalidad de literaria de gran importancia en nuestros tiempos, un verdadero soporte educativo y social.

Pero podríamos preguntarnos si a través de historia de la literatura infantil, ella siempre estuvo pletórica de ingenuidad, sencillez y pulcritud.

Se sabe que en el siglo XVII comenzó la recopilación de algunos cuentos supuestamente infantiles y ya en el siglo XVIII inicia a verse a la infancia como una fase diferente al de los adultos.

El romanticismo trae más cuentos pero también aporta leyendas.

Si buscamos definiciones de literatura infantil llegaremos al conjunto de textos literarios que la sociedad ha considerado aptos para los más pequeños.

Pero su origen, en relación a los clásicos, nos remite a que estos cuentos se escribieron pensando en los premios y castigos otorgados por los adultos, basados en una función aleccionadora.

Es verdad que se cuentan por cientos diversas versiones de ellos. En su mayoría fueron recreados en formato de películas de gran éxito de la mano del famoso imperio de Mickey y sus amigos.

Comencemos con “Cenicienta” que mantiene a sus personajes originales (la madrastra, las hermanastras, el padre y el príncipe).

Pero en la primera versión no había un hada madrina, ya que las lágrimas de la propia muchacha le proporcionaban lo que ella necesitaba para la cita en el palacio (un carruaje, un vestido nuevo, y por supuesto sus recordados zapatitos de cristal). Cuando Cenicienta pierde, justo después de pasada la medianoche, su calzado, el príncipe comienza la búsqueda de aquella doncella y que mejor que hacerlo con el único elemento disponible…sí los zapatos. Aquí cambia la historia que todos conocemos y comienzan los desmembramientos. Una de sus hermanastras se corta el dedo gordo ante la imposibilidad de colocarse el calzado tan pequeño. Sin temor a continuar con el horror la otra se secciona parte del talón. Pero el príncipe descubre el engaño al ver el zapato colmado de sangre. 

Los sufrimientos seguirían para las dos hermanastras. Cenicienta logra llegar al altar y como castigo lo hará con ellas. Los ayudantes de la futura princesa eran originalmente pájaros (y no ratones como se compuso posteriormente), así que estos se encargaron de picotearles los ojos.

Los hermanos Grimm no se ahorraron sufrimientos para las mentirosas del cuento.

“La Bella y la Bestia” Bella tenía tres hermanos y dos hermanas y constituían una familia muy rica. Pero cuando el padre de ellos pierde su fortuna deben ir a vivir de forma modesta.

Durante una tormenta el papá de Bella se refugia en un castillo, lo que enfurece a Bestia y a cambio de salvarle la vida intercambia roles con Bella. Así ella se quedará en el castillo.

Bestia le pedirá a la muchacha que se case con él pero la joven no accede. Tras mucho insistir Bestia le concede una visita a su amada a la casa paterna, pero solo por el plazo de una semana. Y ahí vienen los cambios de argumento. El relato original cuenta que sus hermanas explotan de envidia al ver la ropa elegante que luce Bella e idean un plan para que ella rompa la palabra dada de quedarse siete días fuera del castillo. La intención final era que Bestia se enfureciera con ella y acabara comiéndosela. Pero Bella decide regresar y una temible bruja termina transformando en estatuas de piedra a las malvadas hermanas y las sitúa frente al castillo para que vean por siempre la felicidad de Bella y Bestia.

Su autora Gabrielle- Suzanne Barbot ideó este castigo para las envidiosas allá por el 1700.

Hay cuentos clásicos que presentan historias más tétricas aún como “La Bella Durmiente”, “Caperucita Roja”, “Hansel y Gretel”, “La Sirenita”, “Pinocho”, “Rapunzel”, “Blancanieves y los siete enanitos”, etc. Después de leer esta lista podríamos inferir que las princesas tenían una vida macabra, muy diferente de un cuento de hadas.

Claro que no solo de princesas estereotipadas y príncipes azules, siempre haciendo de valientes, vive la literatura. También encerraban sombríos relatos a modo de advertencias de lo que les podía pasar a los niños si desobedecían a los adultos.

Algunas historias mantuvieron la esencia de los cuentos clásicos y fueron adaptados de la manera más afable posible, en otros se cambió totalmente el sentido del suceso. Seguramente con el fin que los niños puedan conciliar el sueño y sea la literatura infantil una verdadera manifestación artística.

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