La palabra detective por si sola no nos indica a qué persona se refiere al menos que se encuentre acompañada por un artículo o algún adjetivo que nos otorgue las famosas pistas para saber de quien se habla.
Si ninguna de estas delimitaciones nos ayuda es posible que caigamos en la emboscada de pensar espontáneamente en un hombre.
En la historia de la literatura hay detectives muy famosos como Sherlock Holmes, Sam Spade, Hércules Poirot, Auguste Dupin, etc.
Hoy, sin embargo, utilizaremos este término neutro para contar la historia de mujeres detectives, las detectives eternas o nuevas y más modernas pero siempre prodigiosas.
Como no comenzar , entonces, con la escritora británica Agatha Christie; quien publicó en 1930 “Muerte en la vicaría”. En esta obra aparece por primera vez como protagonista absoluta Miss Jane Marple (cabe mencionar que había surgido eventualmente en una novela anterior). Esta abuelita frágil y dulce pero de deducciones acertadas será el punto de inicio para las investigaciones de los crímenes frecuentes que ocurren en St. Mary Mead, un pequeño y aparentemente tranquilo pueblito donde casi nunca ocurre nada cautivador.
A partir de estos sucesos los enigmas que aparecen abren diferentes caminos y derivan en varias líneas de investigación.
Por mencionar una de las tantas escritoras argentinas que ha compuesto como nadie el género del thriller negro, Claudia Piñeiro en “Tuya” da vida a su protagonista Inés Pereyra. Ella es una señora común devenida en improvisada detective, alguien que no solo cree que es perfecta, sino que su hogar también lo es.
Así enuncia desde informes policiales hasta conversasciones con su hija adolescente (Lali).
El punto de partida de su investigación radica en una nota que encuentra entre la ropa de su esposo con un corazón dibujado con rouge donde dice “te quiero” y una firma “tuya”.
A partir de ello, Inés descubre que Ernesto (su esposo) tiene una amante (Alicia, su secretaria).Ella aparece muerta y nace una investigación que revelará secretos de toda la dinámica familiar.
Nadie es lo que parece ser, nada es tan excelso ni tan obvio.Así esta inesperada detective se debate entre guardar las apariencias o seguir adelante con la resolución del crimen.
Hace tan solo unas semanas Claudia Piñeiro recibió en el ayuntamiento de Barcelona el reconocido premio homenaje a Manuel Vázquez Montalbán y su memorable personaje, el detective Carvalho en el festival de la literatura policial más importante del mundo de habla hispana.
Lourdes Ortiz (escritora española) en “Picadura mortal” pone en la piel de Barbara Arenas a una detective privada que ha sido contratada por los familiares de Enrique Granados (un importante empresario) para que descubra los hechos que lo llevaron a su desaparición.
Un sinfín de situaciones que entremezclan corrupción, negocios sucios, intriga, desigualdades sociales y de género.Un imperio económico que queda momentáneamente sin dueño, pero que encaja en las aspiraciones de todos.
A la detective le tocará contraponer dos teorías, un secuestro o un asesinato.
Podemos concluir recurriendo a la idea que el estereotipo de los personajes femeninos dentro de la literatura en general y de la novela policial o novela negra en particular se ha modificado y extendido a lo largo del tiempo.
Los papeles de las mujeres ya no se encuentran reducidos a víctimas estáticas o cómplices sin poder de decisión, sino que se han transformado en verdaderas protagonistas del género y actúan como referentes consolidados resolviendo crímenes.
“La mejor receta para la novela policíaca: el detective no debe saber nunca más que el lector” (Agatha Christie nació en el Reino Unido en 1890 y falleció en 1976).