Al conocerse el llamado de licitación denominado «Puesta en Valor de la Estructura del Barco Saint Christopher» luego 64 años de poco mantenimiento, nos pusimos en contacto con el Guillermo Worman, Presidente de la DPOSS (Dirección Provincial de Obras y Servicios Sanitarios), organismo que tiene a su cargo la coordinación de los trabajos a realizar sobre el antiguo remolcador.
A raíz de la licitación para la restauración del Saint Christopher ¿Cuál será el fin que se le dará al barco una vez concluido el proceso?
“Para comenzar, existe un reporte de la prefectura que da cuenta que el barco está en un estado de deterioro muy agravado y que la no intervención implicaría que en cualquier momento podría producirse el colapso. Eso implica el derrame de hidrocarburos que están impregnados en las paredes internas y por el otro lado, basta con imaginar cientos de pedazos de la embarcación flotando en la bahía de Ushuaia que es, obviamente, una gran vía navegable y principal puerto turístico de la argentina.
En el plan integral de remediación que tiene el gobierno, a través de la DPOSS, resolvimos que había que reforzar la estructura del casco, reparar integralmente la popa, que es la parte trasera y hacer, sobre todo, la reconstrucción del revestimiento externo, lo que significa cambiar todas las tablas de maderas que están desde la parte media del barco y la parte posterior.
Hacemos una licitación pública, porque esta es una obra y por el monto estamos obligados a hacer este procedimiento. Es una intervención que va a tardar entre 3 y 4 meses. El costo de desarmar y sacar el barco era el mismo que reforzar su estructura”.
¿Estuvo dentro de las posibilidades desarmar el barco?
“No, lo que analizamos era una cuestión económica financiera. La inversión supera los 10 millones de pesos y uno en este momento tiene que justificar cómo utiliza ese volumen de fondos públicos. Teníamos dos grandes caminos. O sacar el barco, es decir, desmembrarlo y sacarlo. O reforzarlo. Obviamente ante la misma ecuación y siendo el Saint Christopher un emblema, un patrimonio histórico y cultura, la decisión es reforzarlo para que se quede allí durante los próximos 100 o 200 años”.
¿Si los costos eran muy diferentes pudo haber sido entonces una posibilidad el que dejemos de ver el barco donde está actualmente?
“No, siempre se tomó la decisión de reforzar uno de los íconos que tenemos. En Rosario está el Monumento a la Bandera, en Buenos Aires el Obelisco, en Ushuaia el Saint Christopher es parte de la escenografía de la ciudad.
Cuando hicimos la evaluación económica para ponderar el esfuerzo que tenemos que hacer, lo que nos dimos cuenta además es que el valor de desarmar o reforzar la embarcación era el mismo, con lo que da más fuerza a la decisión de poner en valor el barco, volver a pintarlo, restablecer la cubierta superior, recambiar todas las piezas de madera que están en la parte de atrás que son las más dañadas.
Por otra parte, estamos evaluando hacer un museo de sitio prácticamente en frente. O trabajar con el municipio para ampliar la vereda que está en frente para armar una suerte de paseo donde hayan explicaciones sobre la historia del barco, debido que existen muchas personas que pasan por ahí y no conoce que es un barco encalló en 1954, que vino a participar del intento de reflotamiento del Monte Cervantes. La historia de este último que es altamente atractiva para quienes vivimos en Ushuaia y para quienes nos vienen a visitar. Entonces, la idea es reforzar un ícono que está en el centro de la Ciudad y atraviesa su historia hace más de 60 años”.
¿Y un paseo interno?
“Inicialmente no estamos evaluando que uno pueda acceder”.
¿Se podría llegar a dar en una siguiente etapa?
“No lo evaluamos. Hay un equipo conjunto entre la Cámara de Turismo, el Colegio de Ingenieros y Ushuaia 21. Preliminarmente se planteó que era inconveniente armar algo que uno pueda acceder, pero no está descartado.
Esta es una primera etapa de refuerzo para que el barco no colapse. Hay una segunda que probablemente tendrá que ver con armar un museo de sitio frente al mismo u otro lugar y traer piezas del Monte Cervantes, que se han rescatado muchas, y después un tercer momento, que habrá que evaluarlo, que sería la posibilidad de hacer algún acceso cercano al barco como hay en Rosario o en Puerto Madero, donde existen embarcaciones amarradas que uno puede visitar. Hoy la única preocupación que tenemos es que el barco no colapse”.
Siempre que el clima lo permita, la idea es comenzar con las obras en el mes de Diciembre para finalizar el trabajo en Marzo del próximo año. Hay que aclarar que la DPOSS sólo intervendrá en esta etapa de restauración.