Leer el comienzo de un libro puede ser el primer paso para entusiasmarnos con una historia o para sentirnos perdidos, fuera de lugar o desorientados en relación a lo que hemos leído en la contratapa.Pero con algunos textos es mas díficil equivocarse.Si nos parece que nuestros gustos o nuestra intuición hacen que a menudo lleguemos a sentir cierto grado de insatisfacción o frustación en relación al libro seleccionado, podemos hacer una alto y ver que se bifurcan dos caminos posibles seguir explorando o ir sobre terreno seguro.Sin embargo,algunos libros son eternamente recordados (recordar proviene del latín recordari, re= de nuevo y cordis= corazón) que quiere decir mucho mas que tener presente en nuestra memoria, significa “volver a pasar por el corazón”.
Aquí van algunos ejemplares que son para recordar, con grandes inicios pero mejores finales.
“El perfume” de Patrick Süskind“
“En el siglo XVIII vivió en Francia uno de los hombres mas geniales y abominables de una época en que no escasearon los hombres abominales y geniales”.
Fue publicado en 1985 y rápidamente se convirtió en best seller. Su originalidad está marcada por ennaltecer “el sentido del olfato”. Su protagonista Grenowille fue un niño abandonado que creció en una Francia realmente atestada de olores desagradables. Sobrevivió a las calles parisinas y desarrolló un “desmesurado sentido del olfato”, lo que lleva al nacimiento de un asesino que busca la perfección del perfume humano, el mas exquisito y los crimenes mas atroces. Esta obra también se convirtió en película.
“Cometas en el cielo” de Khaleb Hosseini
“Me convertí en lo que hoy soy a los doce años”.
Gracias a este escritor estadounidense de origen afgano pude conocer el esplendor y el ocaso (impuesto) de un país tan misterioso y lejano como Afganistán. Otros títulos del autor para recomendar son “Mil soles esplendidos”, “Y las montañas hablaron”.
En este libro cuenta una historia de amistad entre dos niños de distintas clases sociales que se desarrolla en la ciudad de Kabul en su época de esplendor. Un hecho inesperado cambiará para siempre la vida de ambos. Aquí se ponen en juego no solo la amistad,sino también el miedo, la bondad, el sufrimiento, la valentía y la fidelidad. Esta historia no nos dejará indiferentes como lectores y seguramente iremos por mas.Un autor exquisito que plasma de manera sencilla historias duras, dignas de ser contadas.
“Las cenizas de Angela” de Frank Mc Court
“Cuando recuerdo mi infancia, me preguntó cómo pude sobrevivir siquiera. Fue, naturalmente, una infancia desgraciada, se entiende; las infancias felices no merecen que les prestemos atención”.
Un libro para leer y releer que sin duda merece ser descubierto. Mc Court, irlandés y Premio Pulitzer 1997, relata con humor y gran sentido de supervivencia su propia historia. Su familia atraviesa miseria y penurias, hambre, enfermedad y muerte pero a pesar de esto es contada desde la visión inocente de un niño que logra superarse. En mi ocupa un puesto de honor entre los libros que atraviesan el alma sin olvidar nunca que se trata de una historia real envuelta en una situación económica, política y social particulares, de la empobrecida Irlanda de la década del 30. También se convirtió en una historia adaptada al cine.
“Moby Dick” de Herman Melville
“Llamádme Ismael. Hace unos años-no importa cuánto hace exactamente-, teniendo poco o ningún dinero en el bolsillo, y nada en particular que me interesara en la tierra, pensé que me iría a navegar un poco por ahí, para ver la parte acuática del mundo”.
Una historia clásica que ofrece aventura, creada hace un siglo y medio atrás, donde un capitán obsesionado por su venganza y aturdido por sus males físicos busca al demonio del mal, la mítica ballena blanca, Moby Dick, el personaje principal de una obra donde el bien y el mal se entrelazan. Cuenta con inmumerables versiones en cine. ¿Quién puede resistirse a vivir de nuevo esta persecución que traspasa fronteras con este clásico de la literatura universal?
Es cierto que por estos breves comienzos es muy díficil pensar que alguien puede entusiasmarse con una historia que está novelada y presenta cierta extensión. Pero creo que el comienzo de toda historia mínima o no es algo primordial, es simplemente como probar un trocito de alguna comida que antes recordabamos que no nos gustaba y ahora de a poco reconocemos como un nuevo sabor en nuestras bocas, un descubrimiento. Así puede ser que los principios te atrapen y los finales te dejen seducidos por la literatura en el recuerdo y la memoria para poder multiplicar vastamente estas asequibles recomendaciones.