Es frecuente para el mundo hablar de los premios Nobel y sus ganadores año tras año. Siempre nos preguntamos los motivos por los cuales fueron otorgados y los beneficios que reportará para los favorecidos en las diferentes categorías.
Aquellos quienes amamos la literatura y tratamos de estar lo más actualizados posibles seguimos algunos galardones particulares a nivel nacional o mundial y corremos rápidamente a buscar un ejemplar con el nombre del ganador y una solapa colorida que se encarga de anoticiarnos por segunda vez que estamos ante el “gran libro” sea cual fuere el género premiado. Algunos que no son en nuestra lengua nativa hacen que roguemos al cielo por una traducción que sea lo más benévola posible con nosotros como lectores, con el mensaje del autor y la historia contada, así nos sumergimos no sólo en su trama sino en la razón por la cual fue elegido. Es necesario destacar que a veces sentimos decepción y en otras ocasiones el premio nos parece una verdadera genialidad.
Alfred Nobel, el reconocido científico sueco soñó con reinvindicarse, tal vez un poco en esta vida terrenal y ser célebre no por el descubrimiento de la dinamita o la nitroglicelina u otros explosivos como la gelignita o la balistita, sino por otorgar un reconocimiento de jerarquía mundial en diversas categorías. Así lo dejó establecido en su testamento, ya que cuatro años después de su fallecimiento en 1900 se creó la Fundación Nobel.
Célebres recibieron el premio en el campo de la Literatura como Pablo Neruda, Gabriel García Márquez, José Saramago, Octavio Paz, Rabindranath Tagore, Gabriela Mistral o Heinrich Böll sólo por citar algunos.
En el campo de los premios Nobel de la Paz por ejemplo se le otorgó al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, el cual recibió fuertes críticas y con justa razón ya que mérito hace a diario este país y sus gobernantes, pasados y actuales, como para que sea premiado con el Nobel a la belicosidad.
Pero hace unas semanas el escándalo ya no pasó sólo por los premiados. Los jueces y hasta los galardonados en Literatura más contemporáneos se vieron envueltos en un verdadero escándalo. Parece ser que Jean Claude Arnault (francés de nacimiento y sueco por adopción,fotógrafo de profesión) es uno de los protagonistas de esta historia y su esposa Katarina Frostenson (miembro de la Academia y una de las encargadas de elegir a los premiados por sus obras literarias), ambos conformaban una dupla más que influyente en el mundo de la literatura y el arte en general. Pero como toda novela o cuento debe tener un nudo o conflicto…ahí va. Parece ser que a tan noble caballero se lo acusa de abusos a jóvenes escritoras y colegas, según acreditadoron estas que en su Forum o galería y centro cultural se daban las acciones denunciadas. Este espacio recibió además subsidios del propio estado sueco, los cuales ahora se asevera que fueron suspendidos luego de darse a conocer los hechos de abuso. Como si esto fuera poco se investiga el tráfico de influencias debido a la estrecha relación de su creador con la Sra.Frostenson.
Este desastre transformó una brisa en un verdadero huracán, fue así como las renuncias no tardaron en llegar, Sara Danius (Directora de la Academia Sueca), la propia Katerine Frostenson y otro tres miembros dimitieron en simultáneo. Algunos afirman, no sin vergüenza, que tal gesto aspira a que el premio Nobel y su fundación sobrevivan a esta delicada situación, luego que sus integrantes no tomaran medidas contundentes y de apoyo explícito a las víctimas. En verdad la votación trataba la destitución de Frostenson pero está no obtuvo la cantidad de votos para realizarlo automáticamente, por lo cual, ella misma fue quien renunció. Cabe aclarar que el nombramiento como miembros de la Academia es vitalicio y las dimisiones son inusuales.
Por supuesto que el abogado del acusado se encargó de aclarar que su cliente rechaza todas las denuncias en su contra.
Los fiscales estatales ya abrieron una investigación preliminar y hasta el mismisimo rey de Suecia, Carlos XVI Gustavo, declaró que todos los involucrados necesitan “… percatarse de su responsabilidad hacia la institución y contribuir a resolver conflictos”.
Asimismo se habla que el propio Arnault influyó para que ganaran sus compatriotas Jean Marie Gustave Le Clézio (Premio Nobel de Literatura 2008) y Patrick Modiano (Premio Nobel de Literatura 2014). Al parecer desde 1996 hasta el galardón otorgado a Bob Dylan (Premio Nobel de Literatura 2016) se encontrarían bajo sospecha.
Si pensáramos mal podriamos inferir que tal vez los merecedores de estos reconocimientos no serían tales si Frostenson y Arnault no hubieran influido en la elección. El tiempo y las investigaciones se encargarán de revalidar o no los honores de los galardonados.
Así la Literatura pugna por sobrevivir, este golpe certero no será gratuito, esperemos que ella salga lo más airosa posible de este escándalo. Por ahora nos queda un final abierto y ojalá sea lo más feliz posible. Deconstruir y construir.
Digamos, mejor que en lugar que la Literatura este en ojos de todos, actualmente “está en boca de todos”. Una verdadera y flagrante pena.